Isopogon formosus

Isopogon formosus es un arbusto australiano aún raro en cultivo que debería hacer su aparición en nuestras regiones mediterráneas libres de fuertes heladas.  De porte tupido, forma, un poco como una gran brezo, una masa densa y tupida vestida de un follaje verde, espinoso y finamente recortado, cuyo tono más purpúreo en invierno sublima bonitas yemas florales pálidas y peludas ya formadas. Estas florecen en primavera, en bellas inflorescencias cónicas y despeinadas de un rosa profundo. Este Isopogon que solo teme al frío es sin embargo mucho más fácil de cultivar que sus primas las proteas. Elegante, fascinante, luce maravillosamente en un jardín seco o exótico, junto a los Leptospermum, los Melaleuca o los mimosas.

Isopogon formosus es una planta vivaz arbustiva de la familia de las proteáceas. Es endémica de las regiones del suroeste de Australia, aún más cálidas y secas que el sureste de Francia, lo que explica su excelente adaptación a nuestro litoral mediterráneo, muy seco en verano, suave y húmedo en invierno. Se la encuentra en suelos arenosos, lateríticos (rojos, ricos en óxidos de hierro, pobres en elementos fertilizantes, lixiviados y empobrecidos en sílice), siempre bien drenados, en brezales y bosques secos, a pleno sol. El Isopogon es persistente, conserva sus hojas todo el año.

La planta, bellamente llamada "rose cone flower" (flor en cono rosa) por los angloparlantes, muestra un porte tupido redondeado y ramificado. Si puede alcanzar los 2 m en sus tierras de origen, no sobrepasa los 1 m 50 en todas direcciones bajo nuestras latitudes. Las ramas y ramillas están cubiertas de una corteza gris y lisa. Las hojas adultas, de 4 a 5 cm de longitud, son verde oscuro, estriadas, coriáceas, profundamente divididas en segmentos casi cilíndricos y ligeramente punzantes. Las hojas jóvenes, rojas en sus extremos, al igual que las ramillas jóvenes, son ligeramente pubescentes. Este follaje a veces adquiere hermosas tonalidades purpúreas debido al frío. Las yemas florales globulares y cónicas, peludas, se forman en invierno, en el extremo de las ramas. La floración, espectacular, tiene lugar de marzo a mayo según el clima. Las inflorescencias en capítulos anchos de 5 cm están compuestas por una multitud de pequeñas flores tubulares de un rosa profundo, provistas de un largo estilo amarillo vivo que se vuelve rojo al madurar. Se abren desde el exterior hacia el interior de un cono central que aparece cubierto de escamas rosadas y se alarga a medida que las flores se marchitan. Estos conos llenos de semillas se secan con el tiempo y pueden persistir durante mucho tiempo en las ramas, a veces hasta la muerte del arbusto. Solo liberan las semillas bajo ciertas condiciones, por ejemplo después del paso del fuego. 

Con su aspecto de brezo gigante o de ciprés compacto y sus flores en conos rosas, el Isopogon formosus es una planta muy estructurante para un jardín seco o un gran rocalla. Se instala aislado o cuidando un macizo arbustivo compuesto por plantas australes: los Leptospermum, Melaleuca y Callistemons serán buenos compañeros, al igual que los ceanothus persistentes, cubiertos de flores azules en primavera. Preferiblemente se instalará en jardines costeros protegidos, libres de fuertes heladas, en suelos ligeros, pobres, arenosos. Especialmente adaptado al clima mediterráneo, se conforma con suelos ingratos, secos a áridos, y lucirá espléndido aislado, en grandes taludes o en el fondo de los macizos en jardines secos, pero siempre en una ubicación despejada, a pleno sol.