Calabaza Giraumon Turban - Vilmorin

La Calabaza Giraumon Turbante es una variedad con cualidades ejemplares tanto culinarias como decorativas. De tipo rastrero, ofrece de 4 a 6 frutos por planta (12 a 15 cm, 1 a 5 kg) con forma de casquete hemisférico coronado por un turbante. Su piel es abigarrada de rojo, amarillo, verde, blanco y su pulpa naranja, dulce y ligeramente harinosa.

Originaria de Francia, esta variedad muy antigua fue seleccionada en Francia antes de ser introducida en los Estados Unidos en 1820.

Las calabazas, los potimarrones y los giraumones pertenecen a la familia de las Cucurbitáceas y a la especie Cucurbita maxima. Esta planta herbácea anual presenta tallos largos vigorosos, rastreros e incluso trepadores con la ayuda de zarcillos fuertes. Cada planta tiene flores masculinas y femeninas separadas, se dice que es monoica; son estas últimas las que darán frutos una vez fecundadas por el polen de las primeras.

Se presentan en diversas formas y colores, desde el gran fruto acostillado naranja o rojo con pulpa anaranjada, hasta formas oblongas, en forma de pera o de "Martagón". Originaria de América del Sur, esta especie habría sido introducida en Europa hacia el siglo XVI o XVII al igual que sus primas, las otras especies de Cucurbita. Erróneamente, a menudo se les llama "calabazas" cuando pertenecen a una especie diferente, Cucurbita pepo, con pulpa fibrosa y pedúnculo duro y fibroso. En cuanto a la calabaza, presenta una pulpa dulce, sabrosa y menos fibrosa con un pedúnculo tierno y esponjoso.

Las calabazas son ricas en vitaminas y oligoelementos además de ser bajas en calorías, ricas en potasio y tener propiedades antioxidantes.

Cosecha y conservación:

Se cosecha la calabaza lo más tarde posible, sin embargo, evitando las primeras heladas. Mantenga el pedúnculo lo más grande posible y guárdelos en una habitación templada (10 a 15°C) evitando que se toquen. Así podrá conservarlos de algunos meses a un año.

El truco del jardinero:

Puede enterrar los tallos a nivel de los nudos para provocar su enraizamiento.

Para ahorrar espacio y proteger sus frutos de la putrefacción, puede cultivar las calabazas en soportes como una malla o varas sólidas.

Durante la maduración de los frutos, puede intercalar una teja o un ladrillo, por ejemplo, entre el suelo y el fruto para aislarlo y limitar una posible putrefacción. También servirá un grueso acolchado.