Antirrhinum - Boca de dragon

Las Antirrhinum, bien conocidas por los jardineros por el Antirrhinum majus, también se conocen como dragoncillos o dragoncillos, debido al vago parecido de sus flores con el hocico de un animal, lobo o león. Son plantas de la familia de las escrofulariáceas. Según la especie, pueden ser vivaces, bienales o anuales, siempre fáciles de cultivar en suelos drenados y al sol, y a menudo se siembran de manera natural en suelos ligeros. Su floración adopta todos los colores del arco iris, excepto el azul: desde el blanco puro hasta casi negro, pasando por todos los tonos de amarillo, naranja, rosa, rojo e incluso casi morado. Los dragoncillos, en su mayoría originarios del oeste del Mediterráneo, serán más vivaces en lugares muy soleados y plantados en suelos más bien pobres, frescos a secos en verano, incluso calcáreos. Se pueden combinar con todas las plantas del jardín y aportan un toque exuberante a los taludes secos, a la rocalla, a la terraza o incluso a los muros de piedra abandonados por otras plantas.

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