Lavandas

Las lavandas o lavandula son plantas conocidas por el aroma de sus flores y su follaje aromático. ¡Para cada situación, su lavanda! Las Lavandula angustifolia son rústicas y crecen en suelos calizos o arcillo-calizos. Con floración estival, pero temprana (finales de junio a finales de julio), son de color malva o lila y su follaje va de verde a gris. La Lavandula Stoechas o lavanda mariposa es semirresistente (-10°C) y crece en un suelo ácido. Con floración primaveral y otoñal, es de color púrpura y el follaje gris. El mantenimiento es limitado en todos los casos: no requieren riego y necesitan exposición soleada. Consejos: Después de la cosecha de las espigas perfumadas, es necesario podar la lavanda para evitar favorecer la madera y desestructurar su porte. Para una poda de mantenimiento: En los pies jóvenes, recorta a la mitad las ramas para espesar el mechón. En los pies viejos, recorta todas las ramas a 10 cm. Para rejuvenecer los pies viejos, corta las ramas viejas lo más cerca posible del tocón para airear el mechón y corta las demás por encima de los nuevos brotes. Con una buena poda, se puede conservar un pie de lavanda durante un máximo de 10 años. Por lo tanto, es necesario esquejar a mediados de agosto pinchando ramas sin flores (aproximadamente 20 cm con tallo) en una mezcla de tierra y arena húmeda. Después de dos meses, se pueden trasplantar al terreno abierto.

Para saberlo todo, descubre el dossier dedicado a ello: "Lavanda: plantar, cultivar, podar".