Melocotonero Bénédicte

El Durazno o Prunus persica 'Bénédicte' es una variedad conocida por su resistencia natural a las enfermedades, especialmente al gomosis del durazno, pero también por sus frutos de gran calibre cuya pulpa blanca es particularmente sabrosa. Por lo tanto, es un durazno que no requiere tratamiento alguno, muy adecuado para el cultivo ecológico. Los frutos maduran en agosto, más temprano o más tarde según las regiones, pueden pesar hasta 200 gramos y están cubiertos por una bonita piel que se colorea de rosa-rojo al sol. Su pulpa es suave, jugosa, perfumada, dulce y ligeramente ácida. Los árboles frutales se plantan preferiblemente en otoño. El plus de esta variedad: la floración rosa en marzo-abril, absolutamente encantadora.

El epíteto «persica» se le dio al durazno porque se creía que era originario de Persia. En realidad, todas las formas cultivadas son originarias del norte de China. Su llegada a Europa se produjo en el siglo VI y experimentó un fuerte desarrollo en el siglo XIX.

Como muchos árboles frutales, el Durazno 'Bénédicte' aprecia suelos sueltos, ricos, profundos, no tolera el exceso de agua ni los suelos pesados y compactos, muy arcillosos. Es un árbol de muy buena vigorosidad. Permanecerá de tamaño moderado, rara vez superando los 4 m de altura.  Su floración va desde finales de marzo hasta mediados de abril, dependiendo de las regiones. Es abundante y aparece antes de que las hojas jóvenes se desarrollen en las ramas. Siendo autofértil, este durazno no necesita la cercanía de otra variedad para fructificar. El follaje caduco amarillea en otoño antes de caer. Es de color verde brillante y emite un ligero olor a almendra.

Esta variedad Bénédicte fue seleccionada en Bouches du Rhône. El árbol es resistente hasta -20°C, pero su floración bastante temprana puede ser dañada por las heladas tardías al norte del Loira. Deberá ser plantado en una exposición soleada y resguardada de los vientos fríos. El durazno se disfruta crudo, cocido, dulce, salado, flambeado, helado o desglasado. Combina muy bien con vino y algunas carnes, como el pato. Se encuentra en numerosas recetas, especialmente en mermeladas, compotas, pasteles... Rodeado de algunos bulbos de floración primaveral, el durazno anunciará con frescura y alegría el inicio de la primavera.