Zarzamora Thornless

El Morero Thornless evergreen es una variedad vigorosa, resistente y muy productiva. Sin espinas o casi sin ellas, produce grandes frutos negros-violáceos, redondos y ligeramente alargados. Son sabrosos, jugosos y deliciosamente ácidos. Es una planta muy resistente que convendrá entutorar los largos tallos a lo largo de una pared o en una sólida espaldera. Es una variedad autofértil que da una abundante cosecha a finales de agosto y a finales de septiembre. Los frutos son deliciosos frescos y se pueden utilizar para hacer buenas mermeladas, gelatinas o tartas. Su follaje semipersistente y recortado es una ventaja adicional para el jardín.

El Morero pertenece al género Rubus, originario de las montañas del Cáucaso en Asia Menor. El género se ha diversificado con el tiempo y ha dado lugar a varios subgéneros, incluyendo la frambuesa (Rubus idaeus) y la zarzamora común (Rubus fruticosus). Este último género cuenta con numerosas subespecies que difieren en tamaño, color y grado de acidez de la fruta. En Europa y América, esta baya se consume desde hace unos 2000 años. El Morero Thornless evergreen pertenece al subgénero Rubus fruticosus y es parte de las zarzamoras cultivadas. Fue seleccionado en los Estados Unidos, en Oregón, Washington.

Rústico y de fácil cultivo, el Morero Thornless evergreen se conforma con un suelo ordinario, aunque prefiere los suelos fértiles, drenados y frescos. Un refugio en una pared con exposición soleada o ligeramente sombreada le convendrá perfectamente y resaltará la madera desnuda de los tallos flexibles en invierno. Las zarzamoras de jardín son híbridos derivados de la Zarza común sin espinas, Rubus var. inermis, obtenida a través del cruce entre la zarza y la frambuesa. Un largo trabajo de mejora y selección ha permitido obtener numerosas variedades sin espinas particularmente productivas, la mayoría de origen estadounidense.
El Morero Thornless evergreen es una planta vivaz trepadora de porte semi-arbustivo y arbustivo. Los tallos pueden alcanzar de 2 a 3 m de longitud, y la cepa puede ocupar 0.5 m en el suelo. Es necesario entutorar estos tallos: valla, malla, espaldera, pérgola, arcos... las soluciones son numerosas.
El follaje es semipersistente, verde brillante, compuesto por hojas recortadas y dentadas, con venas aparentes, muy similares a las hojas de frambuesa. Los tallos no tienen espinas. Si alguno las tiene, córtelo a ras de suelo. Viven solo para fructificar (2 años) y son reemplazados gradualmente por brotes que parten de la cepa.
La floración, abundante y melífera, muestra numerosas flores blancas-rosadas de 1.5 a 2 cm de diámetro, agrupadas en racimos. Ocurre de mayo a junio, desde el primer año de plantación.

Los frutos que se forman están compuestos por drupas aglutinadas en el receptáculo, adherentes. Son de gran calibre, mucho más grandes que los de las zarzamoras silvestres, rojos y luego negros cuando maduran, desde el mes de agosto hasta octubre. Deben ser recolectados bien negros, en ese momento son dulces y ácidos, jugosos y sabrosos. Los frutos se consumen frescos desde la recolección, en gelatinas, mermeladas, en tartas o incluso en sorbetes, jarabes y jugos. Se conservan perfectamente en el congelador.