Cylindropuntia imbricata - Cardenche

El Tunilla imbricata (sin. opuntia imbricata) es un maguey de los desiertos de América del Norte bastante sorprendente. Se revela tanto  muy rústico como resistente a la sequía. Este extraño cactus es un primo de la Higuera de Barbarie, pero, a diferencia de él, desarrolla artículos abultados cilíndricos y no planos como las palas de su pariente. Armado de largas espinas blancas, un poco nudoso, este curioso arbusto de color glauco, se adorna a principios de verano con flores efímeras pero delicadas como la seda, rosa fucsia un poco violáceo en el corazón amarillo. Su crecimiento es rápido y su cultivo, en suelo pedregoso y drenado, no presenta ningún problema. Sorprendente en un decorado depurado, espectacular sobre fondo de rocas y cielo azul, estructura de forma natural los decorados exóticos, contemporáneos, y por supuesto los jardines secos y salvajes.

El Tunilla imbricata es una planta suculenta desprovista de hojas de la familia de las cactáceas. Esta especie botánica es originaria de las regiones áridas del norte de México y del suroeste de EE. UU., donde crece a altitudes comprendidas entre 1.200 y 2.300 m. Este cactus forma en pocos años un arbusto muy ramificado con porte ligeramente extendido. Un ejemplar adulto puede alcanzar de 2 a 3 m en todas direcciones en condiciones favorables, más comúnmente 1 m bajo nuestros climas frescos. La vegetación está compuesta por un tronco que puede alcanzar 25 cm de diámetro con el tiempo, dividiéndose en ramas estructurales llamadas artículos, en forma de largos cilindros de 1 a 3 cm de diámetro. Su superficie, de color gris-verde un poco glauco, es grumosa, adornada con excrecencias ovales. Están abundantemente provistos de largas agujas barbeladas de 3 a 4 cm, llamadas gloquidios, agrupadas en manojos, muy peligrosos durante las manipulaciones. En el momento de la floración, abundante en junio, aparecen en el extremo de las ramas artículos florales que llevan en su extremo varias flores rosa-violáceo en copas de 5 cm de diámetro, centradas en un corazón de estambres amarillos. Las flores dan paso a frutos lisos que permanecen verdes todo el invierno y se vuelven amarillos al madurar en primavera, antes de caer. Es posible que porciones de la planta caigan al suelo y enraícen fácilmente al contacto con el suelo. Es importante señalar que esta planta, cuando se encuentra a gusto, puede volverse invasiva a través de ciertas aves que consumen sus frutos y dispersan las semillas al azar.

Cultivable en casi todas nuestras regiones, este cactus es rústico hasta -15°C sin protección, pero en suelo perfectamente drenado, pedregoso, rocoso o arenoso. Encontrará su lugar en una gran rocalla, un macizo sobre grava, o en los límites de un jardín seco, donde su silueta arbustiva y un poco tortuosa se destacará admirablemente en un decorado mineral y austero, poblado de algunas gramíneas, agaves, Hesperaloe parviflora, y pequeñas tunillas rastreras y rústicas como la Opuntia humifosa. Se puede asociar con la higuera de Barbarie, el gran cardón, los cactus candelabro bastante rústicos (Cleistocactus strausii) y las tabaibas de Canarias en clima suave. También se puede cultivar este Tunilla en una maceta en la terraza, eligiendo cuidadosamente el lugar más soleado, para recrear un decorado inspirado en los desiertos que florecen al final del mundo.