Aliso común - Alnus glutinosa

El aliso común es un árbol caducifolio de tamaño mediano, emblemático de las zonas húmedas y de los cursos de agua. Se encuentra naturalmente extendido por toda Europa hasta Escandinavia, alcanzando una altitud de 1.200 metros, excepto en la región mediterránea. Rebrotando fácilmente de la cepa, a menudo presenta varios troncos esbeltos con ramas casi horizontales, lo que le confiere una silueta piramidal muy llamativa. Sus encantadoras hojas persisten en el árbol durante mucho tiempo antes de caer en invierno. De color verde claro brillante, lustrosas, coriáceas, de forma redondeada, son reconocibles por su extremo truncado. En invierno, cuando la mayoría de las plantas permanecen en estado de latencia, el aliso ilumina los días oscuros como un candelabro invertido, con chatones masculinos delgados y colgantes, amarillos al brotar, de 8 cm de longitud. Los frutos del año anterior forman conos de color marrón oscuro casi negros, que contrastan con la luz de sus flores. El aliso común prospera en suelos encharcados y pobres, donde a veces es el único capaz de crecer. Se utilizará principalmente para la vegetalización y la prevención de la erosión de las orillas.

En climas rigurosos y en suelos pobres, pantanosos y asfixiantes, el Aliso común, con su madera inalterable y ligera, reina como un maestro. Este árbol caducifolio de la familia de las betuláceas es muy común en la flora autóctona de Europa. Es una de las pocas especies capaces de crecer desde el norte de Francia hasta las orillas del Mediterráneo, siempre cerca del agua. A veces se le conoce como vergne o verne. Su crecimiento es rápido cuando es joven. En la madurez, alcanza los 25 metros de altura por 12 metros de ancho. Su follaje es más claro en el reverso, un poco pegajoso al tacto, especialmente en las hojas jóvenes. Los brotes son de color violeta y también pegajosos, especialmente en invierno. El fruto es una especie de pequeño cono llamado estrobilo, de 2 cm de longitud, que contiene diminutos frutos alados dispersados por el viento.

Como especie pionera, amante del agua de cualquier origen, el Aliso común se utilizará aislado, como árbol de alineación, en bosques pequeños o para contener las orillas de arroyos, charcas naturales o en suelos encharcados con tendencia ácida en los bosques húmedos. Se debe alejar de cimientos y edificios, ya que su sistema radicular extremadamente desarrollado (hasta 4 metros de profundidad) puede obstruir las tuberías de agua potable. Por ejemplo, se puede asociar con el Nyssa sylvatica, el Ciprés calvo (Taxus distichum), que requieren condiciones de cultivo similares. También se pueden plantar dos especies de helechos a sus pies, como el Onoclea sensibilis, en suelo neutro a ácido y húmedo, a pleno sol o en media sombra, y el Dryopteris palustris (Telypteris palustris). Un pequeño árbol elegante con apariencia de helecho gigante, ideal en escenas de orilla o pantano, en sombra clara o al sol.

El Aliso común también es un árbol útil, utilizado en bosques para preparar y mejorar el suelo antes de plantar álamos. Considerado como un abono verde por los silvicultores, purifica y enriquece el suelo en el que se planta, ya que sus raíces transforman el nitrógeno atmosférico en proteínas vegetales. Su madera, de color naranja sangre tras el corte, casi inalterable en el agua, solía utilizarse para la construcción de conductos subterráneos de agua y canales. Se dice que gran parte de la ciudad de Venecia se construyó sobre pilotes de madera de aliso. Desde los años 80, existe una enfermedad mortal que causa la decadencia de los alisos, transmitida por un hongo Phytophthora alni que penetra principalmente a través de las raíces, especialmente cuando se plantan cerca de cursos de agua de corriente lenta, cálidos, en sustratos limo-arcillosos, poco sombreados, cerca de obras técnicas que ralentizan el agua. Se recomienda la poda al ras de todos los árboles afectados como medida preventiva, evitando plantaciones monoespecíficas a lo largo de cursos de agua.