Acer rufinerve

El Acer rufinerve, o arce jaspeado de gris, es un pequeño árbol japonés con una espectacular corteza verde brillante rayada de blanco-gris. En otoño, sus hojas trilobuladas adquieren colores rojo-anaranjados flamígeros. Se sentirá a gusto en el sotobosque, a la sombra de árboles más grandes, en un suelo ácido a neutro, que permanezca fresco pero perfectamente drenado, y protegido de los vientos fríos.

El arce de hojas de vid, como también se le conoce, pertenece a la familia botánica de las Sapindáceas (que ha integrado la antigua familia de los arces, los Aceráceas). Esta especie, originaria de los bosques de altitud de Japón, forma parte del grupo de los arces de piel de serpiente, que lucen una increíble corteza rayada, muy gráfica, como Acer davidii y Acer capillipes. En Acer rufinerve, las rayas son blancas-grises, en un tronco verde manzana recorrido por marcas (las lenticelas) en forma de rombo. Con el tiempo, el efecto tiende a difuminarse, dando paso a un hermoso tono caoba, ¡pero no se preocupe, lo disfrutará durante 20 a 25 años!

Las hojas de este arce, muy texturizadas, son de un verde tierno y poseen tres lóbulos terminados en una gran punta. En otoño, adquieren espléndidos tonos anaranjados, rojos (incluso violetas en años determinados), que literalmente incendian el jardín. La discreta floración amarillo-verde tiene lugar en abril, y da origen a frutos alados (los "helicópteros") en racimos decorativos. Esbelto al principio, y luego un poco más ancho con el tiempo, el árbol puede ser guiado en un solo tronco, pero guiarlo en varias cepas (con varios troncos) permite multiplicar la presencia visual de la corteza. Su crecimiento es bastante lento los primeros años, y puede alcanzar 8 a 10 m de altura por 4 a 7 m de ancho.

Aunque muy resistente, el Acer rufinerve tiene algunas exigencias que es mejor respetar para un desarrollo armonioso. En su entorno natural, es un árbol de sotobosque, es decir, crece bajo otros árboles más grandes. Por lo tanto, requiere una exposición a media sombra, e incluso a sombra total, protegido de los rayos abrasadores del pleno sol y también de los vientos fríos que detesta. Proporciónele un suelo profundo, suelto y humífero, ácido a neutro (en todo caso no calcáreo), que se mantenga fresco y muy bien drenado. En suelos demasiado pesados, los arces de piel de serpiente suelen ser sensibles a la verticilosis, una enfermedad fúngica que obstruye los vasos y hace que las ramas se marchiten. Aporte una generosa dosis de compost bien descompuesto en la superficie, o un elemento drenante como gravilla en el fondo del hoyo si su suelo no es lo suficientemente ligero.

Reserve a este arce un lugar destacado, aislado, donde pueda disfrutar de su corteza incluso en invierno. Con este fin, un macizo visible desde la casa parece ser una buena idea. Asócielo con otros árboles de corteza como el arce canela, el Prunus maackii, el Betula albosinensis 'Fascination', o colóquelo cerca de bambúes como el Fargesia 'Blue Dragon'. Alrededor, multiplique las plantas de inspiración japonesa como la Herba de Hakone (Hakonechloa macra), el Fatsia japonica 'Spider Web' o incluso los helechos pintados Athyrium niponicum 'Pictum' para una atmósfera gráfica y luminosa.