Arce japonés Phoenix

El Arce Japonés 'Phoenix' es una variedad espectacular gracias a su foliaje recortado en colores ardientes durante todo el año. Se distingue por una ramificación fina, erguida y densa que ostenta brotes jóvenes con corteza roja sangre, aportando un verdadero atractivo en el jardín en invierno. Sus hojas caducas brotan en un rojo vermillón rosado muy vivo para luego tornarse momentáneamente verde claro en verano y retomar tonalidades flamígeras en amarillo anaranjado y rojo en otoño. De pequeño desarrollo, se adapta muy bien a espacios reducidos, especialmente en maceta o en el borde de una terraza. Rústico y más tolerante al calor y al sol, simplemente plántelo en un suelo bien drenado y fresco.

El Acer palmatum es originario del este de China, Corea y Japón. Como todos los arces, pertenece a la familia de las aceráceas. El cultivar 'Phoenix' se distingue por los colores vibrantes de sus hojas y brotes jóvenes. Es un pequeño árbol rústico de crecimiento lento, con porte erguido y frondoso que desarrolla un tronco delgado y corto con una ramificación densa y ramificada. Con el tiempo, alcanzará una altura de 3 m y una envergadura de aproximadamente 1,50 m, dependiendo de las condiciones de cultivo. Su follaje, caduco, está compuesto por hojas palmeadas profundamente recortadas en 7 a 9 lóbulos distintos, estrechos y largos, finamente cincelados y fuertemente dentados en el borde. Las flores agrupadas en pequeños racimos en abril son insignificantes, pero los frutos a finales de verano con alas curvadas de color rojo embellecen el jardín hasta su caída en otoño.

El Acer palmatum 'Phoenix' se realzará aislado en un césped sombreado, o en macizos de tierra de brezo en compañía de azaleas, pieris, rododendros, hortensias y brezos. También puede formar un magnífico bonsái para cultivar en forma plana. En un macizo sombreado, plante bulbos de floración temprana, bulbos de primavera, hellébores, hostas y epimediums a sus pies. A pesar de su apariencia frágil, este pequeño árbol es resistente, como lo demuestran algunos ejemplares cultivados en grandes macetas sin muchos cuidados durante muchos años. Solo requiere un suelo ligero y drenante, no muy pobre, preferiblemente ácido a neutro, y algunos riegos espaciados en tiempo seco. En los sustratos constantemente húmedos, las enfermedades como el Verticillium (causado por un hongo) se desarrollan con más frecuencia que en sustratos ocasionalmente secos. Cabe destacar que esta variedad se comporta bien en climas cálidos si el árbol está ubicado lejos del sol abrasador y resguardado del viento.