Berberis darwinii - Agracejo

El Agracejo de Darwin, o Vinettier de Darwin, forma parte de esos arbustos todoterreno de estatura modesta y sin exigencias, perfectos para aportar un poco de exuberancia, color y una estructura persistente a los jardines, incluso los más pequeños. Se adoptará por su brillante floración, primaveral pero también otoñal, en racimos colgantes de pequeñas flores amarillo-anaranjadas y su pequeño follaje de acebo de un verde oscuro y brillante. En el jardín, es una planta sin preocupaciones, rústica y con grandes capacidades de adaptación. Tolerante a todas las exposiciones y a una amplia gama de suelos, este arbusto espinoso constituye una excelente alternativa al piracanto. Es imprescindible en un jardín natural o en un seto defensivo.

El Agracejo de Darwin es un arbusto de la familia de las berberidáceas originario de Sudamérica muy bien adaptado a nuestros climas. El sur de Argentina y los Andes de la Patagonia son los lugares de origen de esta planta resistente al frío hasta -15°C, a la salinidad y a suelos mediocres y secos. Berberis darwinii presenta un porte tupido, denso, ramificado, extendido, llevado por ramas espinosas y arqueadas, de color marrón rojizo. Su crecimiento es bastante rápido, alcanzará en promedio 2 m 75 en todas direcciones. De marzo a mayo, según el clima, florecen en los tallos de un año de edad numerosos racimos de 4 a 10 cm, colgantes, con pedúnculos rojizos, contando de 10 a 30 pequeñas flores. Este agracejo a menudo ofrece una segunda floración en otoño, un poco menos abundante sin embargo. Las flores en campanilla, de 1 cm de largo, son de un amarillo brillante estriado de naranja. Son muy nectaríferas y son seguidas por pequeños frutos carnosos de un azul con polvillo, de forma ovoide de 7 mm que se vuelven morados al madurar. El follaje, persistente, es otro punto a favor de este agracejo. Está compuesto de pequeñas hojas de 2 a 4 cm de largo, coriáceas, de un verde brillante, más claras en el envés. Son dentadas y espinosas en el borde, un poco como las del acebo común.

El Agracejo de Darwin debería ser más plantado en nuestros jardines. Puede reemplazar perfectamente al Piracanto en un seto defensivo de tamaño mediano, que se evitará podar en exceso: su porte naturalmente denso y cuidado no lo exige. Si sus bayas son menos espectaculares que las del Piracanto, ofrece la ventaja de conservar dimensiones modestas y florecer dos veces, además de ofrecer un follaje más elegante. Pero es una lástima confinarlo al papel de arbusto anónimo de seto defensivo; si cumple perfectamente su misión allí, su personalidad queda un poco difuminada. Merece ser destacado junto a follajes variegados o frente a una pantalla de arbustos más grandes, de flores azules (Ceanothus Puget Blue), rosas, malvas o blancas (Abelia), rojas (Membrillero del Japón) o incluso amarillo a naranja (Kerria japonica, Genista Lena Orange, Madreselva Dropmore Scarlett). Algunos, con mucha originalidad, lo guían hacia un pequeño árbol de tronco único. Este arbusto también puede establecerse en grandes rocallas, para cubrir taludes o resaltar el borde de un camino.

¿Sabías que?

Si los frutos inmaduros son tóxicos, es debido a una molécula llamada berberina que se degrada durante la maduración del fruto. Sin embargo, su sabor muy ácido no es muy apreciado, y contienen muchas semillas. En Sudamérica, se utiliza la corteza rica en taninos y también las raíces para tratar la disentería. También se extrae de las raíces un pigmento amarillo utilizado para teñir textiles.