Camellia japonica Comte de Gomer

El  Camellia japonica 'Comte de Gomer' es una antigua variedad de camelia japonesa italiana que sigue cautivando por su floración poco común. Se destaca por sus flores dobles que son todas diferentes, aleatoriamente estriadas de rojo carmín sobre un fondo rosa, llenas de frescura. Florecen a finales de invierno y en primavera, en un arbusto de porte compacto, erguido y frondoso que sin duda llamará mucho la atención en una maceta grande en la terraza o aislado en el jardín, a media sombra, en suelo ácido y fresco. 

El Camelia 'Comte de Gomer', obtenido en Italia alrededor de 1860, pertenece a la familia de las Teáceas. Es un arbusto de porte frondoso ligeramente erecto, casi tan ancho como alto, que llegará a unos 1,50 m de altura para 1,40 m de envergadura a los 10 años. Más o menos temprano según el clima, de marzo a mayo-junio, produce flores de 6 a 7 cm de diámetro, en forma de peonías, con múltiples pétalos imbricados. Cada pétalo está más o menos estriado de carmín y rosa intenso sobre un fondo rosa más claro. El foliaje, que persiste todo el año,está compuesto por grandes hojas elípticas, de 10 cm de longitud por 4 a 5 cm de ancho, coriáceas, finamente dentadas en el borde, de un verde oscuro, barnizadas en el haz. Si este arbusto es rústico hasta -12°C en terreno abierto, sus yemas florales pueden ser destruidas por la nieve, el viento gélido y temperaturas inferiores a -5°C.

El Camelia japonica 'Comte de Gomer' prefiere climas más bien suaves y húmedos y florece en regiones costeras, en suelo ácido, húmedo y bien drenado. En cuanto a la exposición, aceptará el sol no abrasador en un clima favorable, como en las regiones atlánticas, pero es a media sombra, e incluso a la sombra, protegido del sol ardiente y resguardado de vientos fuertes donde dará lo mejor de sí mismo. En el jardín, por ejemplo, lo instalarás en un macizo de arbustos, junto con otras plantas acidófilas como los Rododendros, Azaleas, el Cornus kousa o incluso el Kalmia latifolia. Pero sería una lástima ahogar esta variedad excepcional, de indudable encanto, en un revoltijo de follajes o flores. Merece un lugar destacado, cerca de la entrada de la casa, o en una bonita maceta en la terraza, para guardar en invierno en climas muy fríos.