Camellia japonica Coquetti

Camellia 'Coquetti', encarna a la perfección el camelia japonés tal como muchos jardineros lo imaginan. Esta antigua variedad francesa, de un clasicismo atemporal, ofrece grandes flores dobles en rosas perfectas de un rojo intenso, sobre un  escenario de follaje denso, verde oscuro y brillante. Su floración brillante es bastante tardía para un camelia japonés, florece de marzo a mayo en un hermoso arbusto bastante compacto, de crecimiento vigoroso. Es un valor seguro, muy bonito en maceta en la terraza, y siempre muy apreciado en nuestros jardines de climas templados y húmedos.

El Camelia 'Coquetti', introducido en Francia hacia 1839 y premiado por la Sociedad Real de Horticultura inglesa en 1956, pertenece a la familia de las teáceas. Es un arbusto ramificado de porte tupido y redondeado, que alcanzará aproximadamente 2 m 25 m de altura por 1 m 75 de envergadura al alcanzar la madurez, al cabo de 15 a 20 años, según las condiciones de cultivo. De marzo a mayo, produce botones florales muy grandes y redondos. Se abren en flores de 10 a 11 cm de diámetro, perfectamente formadas, compuestas de numerosos pétalos anchos y redondeados, regularmente anidados, de un rojo intenso, un poco más pequeños y más oscuros en el centro de la flor. Bajo ciertas condiciones climáticas, es posible que las flores no estén completamente dobles y muestren algunos estambres amarillos. El follaje es persistente, las grandes hojas elípticas miden 8 cm de longitud por 4,5 cm de ancho, coriáceas, finamente dentadas en el borde, verde oscuro y brillantes en el haz. Si este arbusto es rústico hasta -15°C en terreno abierto, sus botones florales pueden ser destruidos por la nieve, el viento helado y temperaturas inferiores a -5°C.

El Camelia japonés 'Coquetti' aprecia los climas más bien templados y húmedos y florece en las regiones costeras, en suelo ácido, húmedo y bien drenado. En cuanto a la exposición, aceptará el sol no abrasador en un clima favorable, como en las regiones atlánticas, pero es a media sombra, e incluso a la sombra, protegido del sol ardiente y resguardado de los vientos fuertes donde dará lo mejor de sí mismo. En el jardín, por ejemplo, lo colocará en un macizo de arbustos, junto con otras plantas acidófilas como los Rhododendrons,  Azaleas, el Cornus Kousa o incluso el Kalmia Latifolia. Pero para disfrutar al máximo de esta variedad atemporal, de una elegancia innegable, encuéntrale un lugar especial, cerca de la entrada de la casa, o en una bonita maceta en la terraza, para guardarla en invierno en climas muy fríos.