Camellia japonica Volunteer

Camelia 'Volunteer' es una nueva variedad de camelia híbrida absolutamente única. El arbusto produce flores deslumbrantes que recuerdan a algunas Peonías. Son opulentas, muy dobles y formadas por una multitud de pétalos enrollados e anidados unos en otros, cuyo bullicio atrapa diferentes tonos de rosa. Desde rosa claro hasta borgoña pasando por rosa cereza y rojo, florece abundantemente, en una planta vigorosa vestida con un follaje elegante, de un verde oscuro brillante. La rusticidad y el desarrollo moderado de esta camelia persistente le permiten integrarse en jardines de todos los tamaños, en muchas regiones. También se puede cultivar en una maceta grande en la terraza o el balcón durante muchos años, aportando mucha alegría alrededor de la casa a finales del invierno.

El Camelia 'Volunteer', obtenido en Nueva Zelanda por Mark Jury en 2003, pertenece a la familia de las teáceas. Es un arbusto de porte tupido bastante erguido, que alcanzará aproximadamente 1 m 20 de altura y 1 m de envergadura a los 10 años. De febrero a abril, produce flores de 10 cm de diámetro muy inusuales. Su colorido evolutivo adopta todas las tonalidades desde el rosa blanco hasta el rojo borgoña, siendo el borde de los pétalos a menudo más claro que su base. En una misma rama conviven flores muy diferentes. Las que se producen al final de la temporada suelen ser más rojas, casi uniformes. La flor está casi dividida en cuartos al igual que algunas rosas. En plena floración aparecen tímidamente algunas estambres amarillos. El follaje, que persiste todo el año, está compuesto por grandes hojas elípticas, de 7 cm de longitud por 3,5 cm de anchura, coriáceas, finamente dentadas en el borde, de un verde oscuro y barnizadas en el haz. Si este arbusto es resistente hasta -15°C en terreno abierto, sus botones florales pueden ser destruidos por la nieve, el viento glacial y temperaturas inferiores a -5°C.

El Camelia del Japón 'Volunteer' aprecia los climas más bien suaves y húmedos y florece en las regiones costeras, en suelo ácido, húmedo y bien drenado. En cuanto a la exposición, aceptará el sol no abrasador en un clima favorable, como en las regiones atlánticas, pero es a media sombra, e incluso en la sombra, protegido del sol ardiente y resguardado de vientos fuertes donde dará lo mejor de sí mismo. En el jardín, por ejemplo, lo colocarás en medio de un macizo de arbustos, en compañía de otras plantas acidófilas como los Rododendros, Azaleas, el Cornus Kousa o incluso el Kalmia Latifolia. Pero sería una lástima ahogar esta variedad excepcional, con un encanto único, en un revoltijo de follajes o flores. Merece un lugar destacado, cerca de la entrada de la casa, o en una bonita maceta en la terraza, para resguardar en invierno en climas muy fríos.