Coronilla valentina subsp. glauca - Coronilla del jardín

La Coronilla valentina Glauca, también conocida como Coronilla del jardín, es un pequeño arbusto mediterráneo perfectamente adaptado a climas secos y cálidos, de bajo mantenimiento. Su follaje persistente tiene un hermoso color verde azulado, pero es sobre todo por su abundante floración primaveral, tanto melífera como muy fragante, que se le invita al jardín. Resistente hasta -12°C, forma una bonita bola densa, de aspecto natural pero muy cuidado, cubierta de flores de guisantes de un amarillo brillante. Esta planta causará sensación en una maceta grande en la terraza, para guardar en regiones muy frías, y se adaptará perfectamente a un jardín sin riego en climas más suaves.

La Coronilla valentina subsp. glauca es un arborito de la familia de las fabáceas, pariente de los guisantes perennes, perfectamente adaptado a suelos pobres, secos y calcáreos. Es originaria de la cuenca mediterránea, presente de forma espontánea en el sur de nuestro país, pero también en España, Portugal, Italia, Sicilia, Grecia, Argelia y Marruecos. En la naturaleza, crece en el borde de bosques y en laderas calcáreas. Es un arbusto tupido, denso y redondeado de alrededor de 1 m de altura por 75 cm de envergadura, a veces más, de crecimiento bastante rápido pero con una vida relativamente corta, de unos 10 a 12 años. La floración tiene lugar en abril-mayo. Las flores, de un amarillo muy vivo, muy melíferas y nectaríferas, apretadas unas contra otras, están agrupadas en inflorescencias circulares en el extremo de las ramas. Su perfume, dulce y floral, impregna toda una zona del jardín. El follaje, persistente, está compuesto por hojas divididas en 2-3 pares de folíolos gruesos, de color verde azulado.

Este atractivo arborito de terrenos pobres se puede utilizar en macizos, rocallas, en un macizo amarillo, azul y blanco, por ejemplo, en compañía de romeros azules, Ceanoto rastrero, Caryopteris, Perovskia, Ipomea plateada, Scilla peruviana o muscari, pero también en el borde de bosques claros con Phlomis samia, violetas, acantos y Geranium macrorrhizum. Se adapta perfectamente a la sequía y resiste bien a la salinidad del aire. Destacará en un jardín pedregoso o arenoso, donde pocas plantas aceptan crecer. Cree un macizo persistente para acompañar a su coronilla, evocando la garriga, mezclando los follajes y perfumes de lavandas, artemisas plateadas, romeros azules y tomillos. Agregue amapolas de California, un rosal rastrero (Rosa Grouse) y euforbias de terreno seco, un conífero compacto para dar dinamismo a su composición. Puede plantarlo en tierra abierta (con un drenaje adecuado) en muchas regiones, sin embargo, para climas más fríos, el cultivo en grandes macetas es perfectamente posible; cuide entonces el drenaje y riegue abundantemente pero de manera espaciada en el tiempo, dejando que el sustrato se seque entre dos riegos.