Hippocrepis emerus - Zapatitos de la Virgen

El Hippocrepis emerus (Coronilla emerus) es un arbusto botánico caducifolio y perfectamente rústico extendido desde el sur de Europa hasta Croacia. En el jardín, este arbusto notablemente resistente es apreciado por su follaje ligero, su interminable floración amarilla, nectarífera y fragante, pero también por su facilidad de cultivo en todas las exposiciones. Perfectamente adaptado a suelos mediocres o llenos de raíces, tolerante a la sequía estival, soportando la poda, esta coronilla es indispensable en un macizo arbustivo, y particularmente interesante para la ornamentación de los sotobosques o zonas sombrías del jardín en climas cálidos y secos. Esta planta se adaptará perfectamente a un jardín silvestre, un jardín de flores o un jardín sin riego.

La Coronilla emerus es un arborcito de la familia de las fabáceas, pariente de los guisantes perennes, perfectamente adaptado a suelos pobres, más bien secos y calcáreos. Es muy común en los claros de los sotobosques de la cuenca mediterránea, presente de forma espontánea en nuestro país, en los  bosques y en las laderas sombrías del Este, Sur y Suroeste. Es un arbusto de porte tupido, denso y redondeado de alrededor de 1,75 m de altura por 1,50 m de envergadura, a veces menos en suelos secos y pobres, a veces más en suelos fértiles y frescos. Su crecimiento es bastante rápido, pero su vida útil es relativamente corta, del orden de 10 a 12 años. La planta asegura su supervivencia mediante siembras espontáneas. La floración comienza en abril-mayo y se renueva mientras no llegue el calor y la sequedad. Las flores son bastante grandes, de 1,5 a 2 cm de longitud, de un amarillo brillante, rayadas de rojo-marrón como las del espantalobos (Colutea arborescens), y enmarcadas en un cáliz rojizo. Son muy melíferas y nectaríferas, agrupadas de 2 a 4 en inflorescencias en las axilas de las hojas. Su perfume, dulce y floral, impregna toda una zona del jardín. La floración da paso a frutos colgantes llamados silicuas, de 10 cm de longitud. El follaje, caduco, está compuesto por hojas divididas en 7 a 9 pequeños folíolos ovales, de color verde brillante con acabado mate. Cabe destacar que esta especie botánica e indígena está protegida en Dordoña y Gironda.

Este atractivo arborcito de suelos pobres se utilizará en un macizo amarillo, azul y blanco, por ejemplo, junto a Gaura, romeros azules, Ceanoto rastrero, Caryopteris, Perovskia, Ipomea cneorum, Scilla peruviana o muscari, pero también en el borde de los sotobosques e incluso en claros de sotobosques con Phlomis samia, las violetas, las Acanthus y el Geranium macrorrhizum. Tolera la sequía y no teme la competencia de las raíces de grandes árboles como pinos o encinas, destaca donde pocas plantas aceptan crecer. Para acompañar tu coronilla en una sombra clara, elige arbustos poco exigentes como Sarcococca, el durillo, las symphorines, o vivaces como el lirio de Argelia y los lamios, por ejemplo.