Dasylirion glaucophyllum

El Dasylirion glaucophyllum es una planta arborescente persistente, realmente espectacular, relacionada con las yucas y los magueyes. Su silueta arquitectónica notable, la forma en que la luz juega a través de su corona esférica erizada de hojas delgadas y largas muy rígidas bordeadas de espinas blancas realmente impacta en un jardín mineral, seco, o incluso en la terraza o el patio cuando se coloca en una maceta. Esta fascinante criatura vegetal lleva en la parte superior de un estípite corto una especie de erizo gigante de un hermoso tono verde glauco, un poco más verde en el centro. Los ejemplares mayores florecen de manera espectacular, en forma de un inmenso bohordo floral que puede superar los 4m de altura. Es una planta de cultivo fácil en suelos áridos, pobres, incluso calcáreos. Su rusticidad depende principalmente del drenaje del suelo.

Originario de las colinas rocosas y zonas montañosas del norte de México, Arizona y Texas, el Dasylirion glaucophyllum es capaz de resistir temperaturas del orden de -8º/-10ºC en suelos drenados en nuestros jardines franceses sometidos a las lluvias invernales, mucho más en suelos secos, y tolera largos períodos de sequía estival. Es una planta rizomatosa perteneciente a la familia de las agaváceas, de crecimiento lento en suelo seco, más rápido en suelo fresco, pudiendo alcanzar los 2m de altura fuera de la floración. Cuando es joven, el Dasylirion forma una bola hirsuta, muy densa. Después de muchos años, puede formar un tronco de 50cm de altura. Este estípite lleva una gran corona esférica de 1,20m a 1,80m de ancho, compuesta por varias centenas de hojas radiantes, de 60 cm a 90 cm de longitud y 2,5cm de ancho, rígidas. Están bordeadas de espinas blancas y curvadas, entre las cuales se disponen diminutas espinas muy numerosas. Las hojas son coriáceas, de color verde glauco, plegadas en su extremo en una especie de pequeño botón. La floración ocurre después de 10 a 15 años de cultivo, en verano. Un fino bohordo floral erguido surge del centro de la roseta, entre las hojas. Las pequeñas flores, de color amarillento, están apretadas unas contra otras a lo largo del bohordo poco espeso. Permanece mucho tiempo en la planta, a menudo hasta el invierno. Las plantas macho son distintas de las plantas hembra. Cuando se riega en verano, este Dasylirion muestra un crecimiento espectacular. Es importante elegir cuidadosamente la ubicación de esta planta y no volver a perturbarla: su sistema radicular, frágil, no soporta en absoluto ser perturbado y soporta muy mal la trasplantación.

El Dasylirion glaucophyllum exige mucho sol y un suelo muy drenante, incluso pobre y seco. Tema especialmente los suelos pesados y empapados de agua en invierno. Encontrará naturalmente su lugar en una gran ladera árida, en la cima de una gran rocalla de estilo exótico o contemporáneo, o incluso en los alrededores de una piscina, si el suelo, ligeramente elevado, está bien preparado para recibirlo. Esta gran planta será simplemente magnífica aislada, acompañada de un tapiz de ceraístes, Cerastostigma plumbaginoides, Delosperma o incluso de un césped de terreno seco llamado Zoyzia tenuifolia, el césped de las Mascareñas. También se puede asociar con Yucca rigida, Nolina, magueyes, higueras de chumbo, cactus candelabro bastante rústicos (Cleistocactus strausii, Cylindropuntia imbricata) y aloes arbustivos igualmente espectaculares y frugales. Está bien adaptado al cultivo en macetas, que permite protegerlo del frío y la humedad en invierno.