Erythrina crista-galli - Ceibo

El Erythrina crista-galli debe sus denominaciones de Eritrina Cresta de Gallo o árbol corail a sus inflorescencias espectaculares de un rojo brillante. Este arbusto un poco nudoso con ramas espinosas y una amplia corona tiene un follaje dividido como el de los acacias, de un verde azulado brillante, y produce en junio-julio, según el clima, grandes racimos terminales cargados de hermosas flores de guisante rojo-anaranjado. Aunque es la más conocida del género, esta especie aún se planta poco en nuestros jardines.  Particularmente ornamental y exótica, esta planta relativamente resistente por su cepa, puede ser cultivada en terreno abierto como una vivaz en nuestros climas templados. Los jardineros de climas continentales la cultivarán como una planta de orangerie.

El Erythrina crista-galli es un pequeño árbol o arbusto de la familia de las fabáceas originario de América del Sur, en particular de Bolivia, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Esta especie, la más resistente del género, habita en los bosques que bordean los ríos, pantanos y marismas. En su entorno natural, la eritrina cresta de gallo forma un árbol de 4 a 9 m de altura, con un tronco grueso, nudoso, presentando una corteza cruzada en forma de retícula. Su ramificación conforma una corona extendida con follaje caduco durante la estación seca. Se cultiva en nuestros climas templados como una planta herbácea en terreno abierto, o como un arbusto en invernadero. Su porte, inicialmente erguido, se extiende con los años si logra convertirse en un pequeño árbol.

El árbol corail alcanzará de 2 a 4 m de altura por 1 a 2 m de envergadura en cultivo, un poco menos si es podado cada año por el frío. Produce largos brotes, delgados y espinosos. Cuando forma uno o varios troncos, son nudosos y cubiertos de una corteza beige atravesada por algunos aguijones curvados. Las hojas, caducas en invierno en nuestras latitudes, se dividen en 3 grandes folíolos coriáceos, de un verde azulado brillante. La floración tiene lugar a finales de primavera en clima templado, a mediados de agosto si la planta ha reconstruido su ramificación en primavera. En el extremo pero también a lo largo de las ramas del año, se forman racimos que superan los 25 cm de longitud. Las flores papilionáceas presentan un gran estandarte dirigido hacia abajo. Esta floración, rica en néctar, atrae a numerosos insectos polinizadores. Como en la mayoría de las fabáceas, esta planta posee una raíz pivotante potente capaz de fijar el nitrógeno del aire, lo que representa una adaptación a suelos pobres.

Arbusto espectacular, de aspecto un poco prehistórico, la eritrina cresta de gallo a veces es difícil de combinar en el jardín. En terreno abierto, se podría combinar el rojo implacable de sus racimos con las flores blancas de un buddleia, gauras o un deucia. También se podría plantar junto al Sophora secundiflora, un curioso arbusto texano de la familia de las fabáceas que produce racimos azules. Este arbusto poco exigente en cuanto al tipo de suelo no es difícil de cultivar en una maceta grande para invernar en regiones frías.