Punica granatum Maxima Rubra - Granado

El Punica granatum Maxima Rubra es un granado con flores deslumbrantes, con una larga floración estival de un rojo anaranjado brillante, maravillosamente realzada por un follaje de un verde oscuro brillante. Sus grandes flores muy dobles, de aspecto arrugado, están cargadas de pétalos cuya textura recuerda a la seda, pero nunca forman frutos. Esto no importa en vista de su generosidad y sus verdaderas capacidades de adaptación: la planta joven, si se protege durante sus primeros años, se convertirá en un arbusto robusto, indiferente a la sequía y mucho más resistente de lo que se cree, como lo demuestra un viejo ejemplar que crece en tierra abierta desde hace más de 20 años en el Jardín Botánico de la Universidad de Estrasburgo.

Las raíces del granado probablemente se encuentran en una vasta región que abarca el sureste de Europa y se extiende hacia el este hasta el Himalaya. Este pequeño árbol caducifolio de la familia de las lítreas está curiosamente relacionado con la salicaria (Lythrum salicaria), tan común cerca de nuestros cursos de agua. Ha sido cultivado desde la más remota antigüedad por sus frutos y su magnífica floración.

La variedad 'Maxima Rubra', al igual que todos los cultivares de granados con flores dobles, no produce frutos, pero ofrece grandes flores muy dobles. Rápidamente forma un mechón no espinoso de ramas enredadas en su juventud, mostrando un crecimiento bastante rápido hasta su madurez, que no llega antes de los 5 años. La planta adulta se desarrolla a un ritmo mucho más lento, formando en unos pocos años un pequeño árbol de 3.5 m de altura por 2.5 a 3 m de envergadura, con un porte ligeramente extendido y redondeado, más erguido sin embargo que en las variedades con frutos. De un mechón, se convierte en un árbol plantado sobre un tronco con aspecto retorcido, cuyo encanto no es ajeno al de los olivos. La floración ocurre en masa, en junio-julio, y luego de manera más esporádica durante todo el verano. Las flores, de gran tamaño, están compuestas por numerosos pétalos arrugados que emergen de un cáliz grueso de textura cerosa que ya evoca una granada, pero caerán sin formar fruto. Son de un rojo carmesí intenso bajo el sol del verano, en perfecta armonía cromática con el follaje verde intenso, vivo y brillante. El follaje, caduco, está compuesto por hojas pequeñas, ovales, gruesas, brillantes, de color verde intenso. Nacen bronceadas a moradas en primavera y se vuelven amarillas antes de caer en otoño.

Símbolo de abundancia como su emblemático ancestro de las civilizaciones antiguas, el granado Maxima Rubra es un magnífico sujeto para plantar aislado en todas nuestras regiones donde las temperaturas no corren el riesgo de bajar por debajo de -17°C. Crecerá sin problemas en todas partes donde el olivo y la higuera logran mantenerse, incluso hasta en Alsacia en una ubicación bien resguardada. Sin embargo, necesita calor y sol en verano para florecer abundantemente. También se puede utilizar en setos, podándolo regularmente, asociado con un jazmín falso (Trachelospermum jasminoides), mirtos e incluso, como en los jardines de la Alhambra, con grandes rosales arbustivos (Rosa complicata, Rosa glauca, Ghislaine de Feligonde, Roseraie de l'Haye...). En la terraza, destacará en una maceta grande, junto con cítricos, Grevillea y laureles rosas. Este método de cultivo permite guardar el árbol en un lugar muy luminoso y cálido en nuestras regiones muy frías.

La ciudad de Granada, cruce de civilizaciones árabes y andaluzas, situada en el sur de España, debe su nombre a la presencia del granado, traído por los moros y plantado en abundancia en los míticos jardines del palacio de la Alhambra. Este árbol también prosperaba en los jardines colgantes de Babilonia y los romanos, que lo descubrieron en Cartago, lo llamaron Manzana de Cartago.