Hamamelis intermedia Rubin

El Avellano mágico (x) intermedia Rubin, también conocido como Avellano de bruja por su follaje que recuerda al avellano y su invernal y rizada floración desafiante a los elementos. Este gran arbusto o pequeño árbol, de porte erguido y redondeado, es apreciado por sus flores originales, ligeramente perfumadas, de un rojo oscuro o rubí sobre cálices rojo púrpura. También lo es por sus hojas ovales, nervadas, que en otoño cambian a una mezcla de tonos amarillos, naranjas y verdes antes de caer. Esta variedad, considerada una de las mejores en flores rojas, ha recibido un Premio al Mérito en el Jardín de la Royal Horticultural Society en Inglaterra. Los hamamelis son un hermoso punto de partida para crear una escena invernal en el jardín, para ser admirada desde una ventana o de cerca para observar y oler sus sorprendentes flores, de colores vivos, abriéndose en las ramas desnudas.

El Avellano mágico (x) intermedia Rubin es parte de un grupo de cultivares resultado del cruce entre el Hamamelis japonica y el H. mollis, originarios respectivamente de Japón y China. Todas estas plantas pertenecen a la familia de las Hamamelidáceas, donde también se encuentran los Loropetalum, Liquidambar y el Árbol de hierro. Rubin forma lentamente un gran arbusto vigoroso, de porte extendido y ramas ascendentes, alcanzando a la madurez 3,20 m en todas direcciones. Su follaje, caduco, está compuesto por hojas ovales, primero verde amarillentas con reflejos bronce en primavera, tornándose verde oscuro en verano, para finalmente colorearse en otoño de amarillo, naranja cobrizo, con zonas verdes, llenando el jardín de tonos cálidos. Sus flores, perfumadas, deleitan tanto como su follaje colorido. Abundan en las ramas desnudas durante los meses de enero y febrero, compuestas por numerosos pétalos alargados y curiosamente arrugados, casi garfios como dedos de bruja.

El Avellano mágico intermedia Rubin prefiere los terrenos ricos en humus, pobres en caliza, frescos y ligeros. Una exposición a media sombra luminosa o al sol de invierno le convendrá perfectamente. Instálalo aislado o crea a su alrededor una escena con Coralitos, Dafnes y Sarcococca, Helleboros y Bruyeres invernales. También lucirá magnífico en macizo, asociado con arbustos persistentes como un Camelia de otoño o un formidable Chimonanthes praecox de flores amarillas.