Hebe diosmifolia

La Hebe diosmifolia es una véronica arbustiva botánica que encantará a los amantes de las plantas de estilo natural. Esta especie, cuya apariencia difiere mucho de las tradicionales plantas un poco rígidas vendidas en macetas en Todos los Santos, tiene un porte denso y extendido, ligeramente lánguido y un follaje fino, verde oscuro, muy elegante. Con toda su delicadeza, ofrece una larga floración estival en espigas gráciles compuestas por flores ligeras, blancas con reflejos malva. Este arborito de origen neozelandés teme las heladas intensas y aprecia particularmente nuestro clima oceánico. Encontrará su lugar en una gran rocalla o en un macizo de arbustos exóticos. Su cultivo en macetas, para guardar en invierno, es perfectamente posible en nuestras regiones menos privilegiadas.

La Hebe diosmifolia pertenece a la familia de las escrofulariáceas, al igual que sus primas las véronicas perennes. Esta planta es una especie botánica originaria de Nueva Zelanda, más precisamente de la Isla Norte, una región montañosa donde predomina un clima con tendencia oceánica. Este arbusto presenta unas ramas delgadas, gráciles, ligeramente arqueadas a postradas, que le confieren un porte extendido, más ancho que alto. De crecimiento bastante rápido, alcanzará aproximadamente 60 cm de altura por 80 cm de diámetro. Las ramas, de color marrón, llevan un follaje persistente compuesto por finas hojas lanceoladas, enteras con bordes finamente incisos, coriáceas, de 1,2 cm de longitud. Su color es un verde oscuro brillante. Están insertas de manera regular, casi en un solo plano en las ramas. La floración se produce de junio a septiembre, e incluso hasta octubre según el clima. Las espigas florales, bastante cortas y globulares, aparecen en el extremo de las ramas. Están compuestas por pequeñas flores estrelladas blancas con lavanda pálida, adornadas con estambres prominentes. La duración de vida de este arbusto es de alrededor de 10 años en suelos drenados y pobres.

De vegetación bastante lenta, resistente hasta -10°C, las Hebe suelen ofrecerse con las plantas perennes ya que su uso se acerca más a estas que a los arbustos. La especie diosmifolia, por su parte, tiene un desarrollo suficiente y un aspecto bastante natural para figurar, en climas suaves, entre los pequeños arbustos con flores. Su follaje se combina con el de los mirtos y los Leptospermum. Su floración estival se complementa bien con la de las buddleias, en mezcla de colores, así como con su follaje a veces teñido de plata. En un jardín a orillas del mar, se integrará bien en una gran rocalla o en una ladera vegetal. Se puede asociar, por ejemplo, con Escalonias, romeros, Ceanothus y coníferas rastreras, tritomas compactos, o incluso con salvia arbustiva. En otros lugares, se cultivarán las Hebe en grandes macetas en la terraza, para guardar en un lugar claro y no calefaccionado en invierno.