Flor de siete hijos - Heptacodium miconioides

El Heptacodium miconioides es un pequeño árbol caducifolio de la familia de las Caprifoliáceas que alcanza de 4 a 5 m en todas direcciones bajo nuestros climas, pero a veces alcanza los 7 a 8 m en su país de origen. Es nativo de una zona muy restringida ubicada al este de China, donde aparentemente se ha vuelto raro. Suele crecer con varios "troncos" y tiene un porte tupido, extendido y divergente. Sus ramas están cubiertas de hojas opuestas de a pares, largas de 7 a 12 cm, de forma redondeada a puntiaguda, ligeramente onduladas, de un verde oscuro barnizado. Adquieren un sutil tono amarillento a purpúreo antes de caer, generalmente a finales de noviembre. Las flores aparecen a finales de agosto, agrupadas en paniculadas en el extremo de las ramas. Tienen forma de pequeñas estrellas blancas con 5 sépalos al final de una corola tubular, y desprenden un aroma muy agradable que recuerda al jazmín. La floración, melífera y nectarífera, está en su apogeo en septiembre, las flores blancas dejan ver con el tiempo cálices tenidos de rosa cereza, tan decorativos como una floración y que persisten hasta las heladas. La corteza, lisa, es de un hermoso color marrón claro a beige rosado, se exfolia en escamas marrón salmón. Para poder admirarlo mejor en un tronco único, es preferible eliminar muy gradualmente ciertas ramas que emergen hacia abajo de un tallo principal.

Uno de nuestros favoritos, como habrán entendido. Para la pequeña historia, fue importado de China a principios del siglo XX; olvidado, fue redescubierto en los años 1980 en un jardín belga; consagrado en Courson en los años 90, sigue siendo bastante poco común. Se puede plantar en un bosquecillo, un seto, o incluso aislado en un pequeño jardín o en medio de un macizo dedicado, acompañado de plantas asiáticas fáciles de cultivar (Corydales, Aconogonon, osmanthes...) Se asociará bien con abelias, madreselvas arbustivas, lilas, variedades de viburnos... Los ásteres y los crisantemos vivaces también lo acompañarán al final de la temporada. Un tapiz de helechos, ciclamen y epimediums servirá de marco para su corteza tan peculiar. Una pequeña clemátide arbustiva (Clematis heracleifolia, tangutica o viticella) trepará y florecerá entre sus ramas en verano.