Laurel - Laurus nobilis

El Laurel de cocina (Laurus nobilis) es un arbusto con follaje perenne muy aromático. Sus hojas, asociadas al tomillo, romero y perejil, formarán un ramillete de hierbas aromáticas ideal para perfumar los platos guisados y las salsas. Plantación en primavera u otoño, recolección de hojas durante todo el año.

El Laurel de cocina es un arbusto originario de la región mediterránea, símbolo de victoria en la Antigüedad. Sus hojas lanceoladas, persistentes, son muy aromáticas. El Laurel de cocina es resistente hasta -10°C. Se planta en un lugar aislado o en un seto y se cultiva tanto en el huerto como en el jardín ornamental o incluso en una maceta grande. Prevea un amplio espacio porque crecerá rápidamente. Si no se poda, puede alcanzar varios metros de altura y anchura. Aunque no es indispensable, la poda del laurel de cocina permite controlar su altura y darle una forma decorativa. El laurel de cocina florece en primavera, con pequeñas flores de color crema. Las bayas se utilizan en la fabricación del jabón de Alepo.

A diferencia del laurel rosa y del laurel cerezo, las hojas del laurel de cocina son comestibles. Utilizadas solas o en un ramillete de hierbas aromáticas, asociadas con tomillo, perejil y romero, las hojas de laurel de cocina perfuman los platos guisados, salsas, marinadas y caldos. También se pueden usar en infusión.

La cosecha: recoja las hojas durante todo el año, según las necesidades. Evite, sin embargo, el período de floración que hace que las hojas sean más amargas.

La conservación: las hojas se deben consumir recién recolectadas para disfrutar plenamente de su sabor. Sin embargo, puede secarlas, colgando un ramillete de tallos, con la cabeza hacia abajo, en un lugar seco y aireado. Luego guárdelas en un recipiente protegido de la luz y la humedad.

El consejo del jardinero: Para mantener la frescura en verano y proteger del frío en invierno, le recomendamos cubrir el suelo con finas capas sucesivas de césped cortado, preferiblemente mezclado con hojas secas. Esta protección, que mantiene el suelo húmedo, también reduce las malas hierbas.