Laurel portugués - Prunus lusitanica

El Laurel portugués, en latín Prunus lusitanica, forma un gran arbusto o un pequeño árbol de porte cónico y denso, cuyas ramas rojas sostienen un hermoso follaje de un verde oscuro brillante, decorativo durante todo el año, incluso en invierno. También ofrece, a finales de primavera, el espectáculo de sus racimos de flores blancas, alargadas y espumosas, cuyo perfume enloquece a los insectos polinizadores. Tras las flores, aparecen frutos rojos y luego negros, apreciados por los mirlos y estorninos. El laurel portugués se cultiva sin dificultad en terrenos drenantes, frescos a secos, incluso calcáreos, y se instala frecuentemente en un seto libre o recortado, o se moldea en topiario. Menos resistente que su primo el laurel cerezo, de crecimiento más lento, también es más resistente a la sequía y mucho más ornamental.

El Laurel portugués es un arbusto perteneciente a la familia de las rosáceas. Es originario de España y Portugal, pero se ha naturalizado en el suroeste de nuestro país, especialmente en el País Vasco. Prefiere el sur de la fachada atlántica de nuestro país, pero también se adapta a otros lugares, incluso en la región mediterránea si tiene un suelo profundo. Su rusticidad es de alrededor de -15°C una vez bien establecido en un suelo drenante.

Pudiendo alcanzar 6-8 metros de altura, muestra un crecimiento lento a muy lento. Su porte es arbustivo cuando es joven, luego con los años adquiere la apariencia de un pequeño árbol. Sus ramas jóvenes son de color rojizo. Sostienen hojas persistentes incluso en invierno, ovales, dentadas, de 6 a 12 cm de largo, de un verde oscuro brillante. En mayo-junio según el clima, produce flores blancas con corazón anaranjado, en forma de copa, de 1,5 cm de diámetro, perfumadas, nectaríferas y melíferas, reunidas en racimos estrechos, colgantes, de 12 a 15 cm de largo. Los frutos están formados por pequeñas bayas ovales, de 8 mm, inicialmente verdes y luego rojas, tornándose a púrpura oscuro y luego negro, muy tóxicas para el ser humano por ingestión, pero muy apreciadas por algunas aves como los mirlos y estorninos.

El Laurel portugués requiere un suelo profundo y mullido, especialmente en las regiones cálidas de nuestro país. Su rusticidad es mejor en suelos ligeros que no retengan agua en exceso en invierno. A menudo se utiliza en setos perennes cortavientos, recortados o no, en asociación con el Fotinia serratifolia o Red Robin, el Elaeagnus ebbingei, el durillo, el Cotoneaster lacteus, el laurel cerezo (en climas suaves), el encino verde, el madroño y el naranjo de Méjico. También puede ser plantado aislado y moldeado en topiario.

Consejo: No lo podéis al inicio de la temporada para disfrutar plenamente de la floración.