Leucadendron Inca Gold

El Leucadendron (x) Inca Gold forma parte de un grupo de arbustos híbridos entre el Leucadendron laureolum y su pariente cercano el L. salignum. De origen sudafricano, es una planta delicada y algo frágil de cultivar, pero muy florífera y de aspecto fuertemente exótico. El arbusto se adorna en primavera con una multitud deinflorescencias singulares, que evocan estrellas, compuestas por brácteas coriáceas de un amarillo brillante, rodeando un gran corazón compuesto por diminutas flores amarillo dorado. Estas florecen sobre un follaje sedoso, suave al tacto, de color verde claro. Cada vez más utilizados en composiciones de inspiración contemporánea o mediterránea, especialmente en zonas costeras, los Leucadendron son arbustos muy gráficos que se cultivan preferiblemente en grandes macetas fuera de las zonas más suaves de nuestro país, ya que será imperativo resguardarlos ante las primeras heladas.

 El Leucadendron Inca Gold es un híbrido hortícola, perteneciente a la familia de las proteáceas, cuyos ancestros son originarios de la provincia del Cabo, en Sudáfrica. Al igual que los Proteas, los Leucadendron son plantas extrañas en todos los sentidos, necesitan del fuego para germinar sus semillas. Sin embargo, a diferencia de ellos, los pies macho y hembra son distintos. 'Inca Gold' forma un arbusto denso, frondoso, vigoroso, alcanzando rápidamente una altura de 1,50 m y un diámetro de 1,30 m. Múltiples tallos emergen de una cepa capaz de regenerarse tras el paso del fuego. Portan hojas persistentes ovales a elípticas, puntiagudas en su extremo, cubiertas de pelos sedosos. Son de color verde claro. La floración suele tener lugar de marzo a mayo en nuestros climas. Las pequeñas flores amarillo brillante, dispuestas en inflorescencias globulosas, están rodeadas de numerosas brácteas vistosas, organizadas en estrellas, cuyo color varía con el tiempo del verde claro al amarillo brillante. 

 El Leucadendron Inca Gold es una planta original y elegante de clima muy suave y suelo pobre. Se instalará preferiblemente en jardines costeros protegidos de las fuertes heladas, en suelos ligeros, minerales, preferiblemente ácidos. Los jardines de la costa corsa deberían poder acogerla en suelo. Especialmente adecuada para el clima mediterráneo con veranos largos, no desprecia los suelos un poco más frescos del sur de nuestra costa atlántica. Lucirá espléndida aislada, en grandes taludes o al fondo de macizos exóticos, pero siempre en una situación despejada, a pleno sol. En un jardín exótico, se puede asociar con plantas que disfruten de las mismas condiciones de cultivo : la Viborera de las Canarias, la Protea real, la Euforbia characias, la Nolina hibernica, el ave del paraíso Strelitzia reginae, agaves, o palmeras de desarrollo moderado como el Palmera azul del México (Brahea armata). En Nueva Zelanda, las flores son muy apreciadas en floristería, ya que perduran mucho en los ramos aportando un fantástico grafismo y colorido.