Mirto de Tarento - Myrtus communis subsp.tarentina

El Myrtus communis subsp. tarentina es una subespecie relacionada con el mirto común, particularmente interesante por su facilidad de cultivo. Su aclimatación será posible en todas las regiones donde la temperatura invernal no exceda los -12°C. Este arbusto persistente, envuelto en un perfume místico y con un fuerte simbolismo, comparte una larga historia con los pueblos de la cuenca mediterránea. Con un pequeño follaje coriáceo y brillante de color verde oscuro, densamente compacto en sus ramas, florece en pleno corazón del verano, marcando su vegetación con una multitud de pequeñas flores blancas con estambres prominentes, perfumadas, brillantes sobre su masa densa y oscura, ligeras como copos de nieve. Relativamente rústica en suelo drenado y poco exigente en cuanto a la naturaleza del suelo, esta variedad es imprescindible en un jardín seco, ¡tanto al sol como a la sombra!

El Myrtus communis Tarentina, también conocido como Mirto de Tarento, Mirto común o Mirto tarentino, es una planta de la familia de las mirtáceas, que se encuentra en estado silvestre en los bordes de bosques de encinas o pinos, en matorrales y roquedales del entorno mediterráneo, hasta Líbano. Es un arbusto de crecimiento lento con una porte naturalmente densa y compacta. Alcanzará una altura de 1,50 a 2m, a veces más, con un diámetro de 1m a 1,50m. Las hojas, persistentes, ovales con punta afilada, son notablemente aromáticas. Se extrae de ellas un aceite esencial muy utilizado en perfumería y aromaterapia. No miden más de 1 cm de largo por 0,5 cm de ancho, son brillantes en ambas caras y muestran una nervadura central muy marcada. El arbusto florece en pleno verano, con generosidad, de julio a septiembre, lo cual es sorprendente para una planta de clima seco. Las pequeñas flores blancas de 5 pétalos, de 1 cm de ancho, solitarias, se abren en un amplio ramillete de estambres prominentes; aparecen en la axila de las hojas, en los brotes del año. En otoño, son seguidas por la formación de pequeños frutos ovoides y carnosos, con pruina, de color negro-azulado, a veces blancos, utilizados en cocina o para la fabricación de licores.

Más brillante y fino que el boj, libre de enfermedades, adornado con mil pequeñas flores encantadoras en verano, perfumado, el Myrtus tarentina sería sin duda más utilizado en pequeños setos recortados o libres, y en el arte topiario si fuera un poco más resistente. Se adapta a todas las exposiciones, tolera tanto los suelos ácidos como ligeramente calcáreos y no requiere cuidados especiales una vez bien establecido. El mirto tolera muy bien la poda, en abril o en octubre, lo que no compromete la floración. Si un invierno riguroso quema su vegetación, es capaz de rebrotar desde la cepa. Se puede asociar con granados enanos o de flores, agapanthus, artemisa blanca arbustiva, salvia arbustiva (microphylla), en un damero colorido o un pequeño macizo de inspiración mediterránea. Se cultiva fácilmente en una gran maceta, acompañando por ejemplo a un mimosa de las cuatro estaciones y soporta bien la brisa marina. En el borde de un bosquecillo o sotobosque, se unirá al naranjo de México, al Cistus con hojas de laurel (gran cisto rústico a -15°C), al Evónimo o al Bonete de cura 'Red Cascade'.