Olearia solandri Aurea

El Olearia solandri Aurea se distingue de otros Olearia por su aspecto de gran brezo arbustivo con follaje amarillo-bronce. Aéreo, lanudo, posee el encanto un tanto salvaje inherente a las plantas que prefieren las orillas y dejan que el viento modele su silueta como un paisaje. Al final del verano, su floración con aroma a miel suaviza su follaje, de repente salpicado de discretas margaritas apenas teñidas de amarillo. Su baja rusticidad y resistencia a la sequía lo reservan, en tierra abierta, para regiones libres de fuertes heladas, en climas oceánicos suaves o mediterráneos. En otros lugares, se puede cultivar en una maceta grande para guardar en invierno en un invernadero frío.

El Olearia solandri, conocido como Margarita-bush costera en su país, es un arbusto de la familia de las asteráceas originario de las costas de Nueva Zelanda. Este arbusto de hoja perenne, de porte aéreo, a veces un poco desaliñado, globalmente redondeado, alcanzará en promedio 2m en todas direcciones, con un crecimiento rápido. 'Aurea', del que procede, se distingue por un follaje de tono más dorado. Sus ramas angulosas de amarillo dorado cuando son jóvenes, se oscurecen con la edad, llevan diminutas hojas de 4 a 8mm de longitud, muy estrechas, enteras, dispuestas de forma alterna y verticilada. Son de color verde bronce a dorado en el haz, más claras y aterciopeladas en el envés. La floración no es espectacular pero muy fragante. Ocurre en agosto-septiembre, en forma de numerosos pequeños capítulos solitarios de 8mm de diámetro que se abren a lo largo de las ramas. Estas inflorescencias son similares a diminutos asters de color crema. La floración es seguida por la formación de un fruto llamado aquenio, coronado por una acedera. La dispersión de las semillas está asegurada por el viento.

Rústico hasta aproximadamente -7/-8°C, el Olearia solandri Aurea encontrará naturalmente su lugar en un jardín costero, libre de fuertes heladas, en primera línea frente a las salpicaduras del mar. En otros lugares, se debe proteger de los vientos fríos y secos. Se puede plantar perfectamente en seto, su estatura permite formar una pantalla protectora contra el viento, y la textura de su follaje evoca, de lejos, la de algunos coníferos. En compañía de arbustos con floraciones estivales o otoñales como los Grevillea, el Taray de verano (Tamarix ramosissima), los Madroños y los Abelia (grandiflora y chinensis), formará un bosquecillo o un gran macizo elegante, armonioso y agradablemente colorido. Este olearia tolera bien la poda que le permitirá adquirir un porte más tupido, más denso, y mantenerlo en proporciones más modestas. Se puede asociar con otros arbustos pequeños de hoja perenne como los Leptospermum (Nanum Tui, Martinii, Silver Sheen), Atriplex halimus, Anthyllis barba-jovis, Erica multiflora o incluso Artemisia arborescens. Está perfectamente adaptado a los jardines de la fachada oceánica de nuestro país, donde aprecia los suelos arenosos o humíferos, pero tolera bastante bien los veranos mediterráneos si recibe un riego ocasional pero abundante, y un suelo ligero, profundo, flexible, sin exceso de caliza..