Quercus robur Purpurascens - Roble común

El Quercus robur Purpurescens (sinónimo sanguinea) es un hermoso cultivar de Roble pedunculado, con hojas y ramitas jóvenes moradas. Extremadamente colorido, su follaje atravesado por la luz adquiere tonos muy ricos de rojo, marrón y violeta. Sus jóvenes hojas intensamente teñidas de rojo morado al brotar se vuelven gradualmente más marrones antes de tornarse verde violáceo en pleno verano. Este gran árbol de contraste encontrará su lugar en un jardín de gran tamaño, en asociación con follajes amarillos o verdes. Al igual que su abuelo el roble común, está perfectamente adaptado a la mayoría de nuestras regiones templadas. Solo requiere luz, un suelo profundo ligeramente calcáreo, fértil y fresco para prosperar. 

El roble pedunculado, también conocido según las regiones como roble común, roble inglés, roble macho o gravelin, pertenece a la familia de las fagáceas. Es originario de gran parte de Europa templada. Aprecia los climas de tipo suboceánico a oceánico, o continentales sin excesos y relativamente húmedos. Este árbol es muy común en nuestras llanuras y colinas de baja altitud, pero raro en los Alpes del Sur y en la región mediterránea, demasiado seca y cálida. En su entorno natural, puede alcanzar 50 m de altura por 25 a 30 m de envergadura, mientras que su tronco puede medir hasta 2 m de diámetro. Dotado de una longevidad bastante excepcional, este roble puede vivir hasta 2000 años según algunas estimaciones. 

El cultivar 'Purpurascens', introducido en Francia en 1808, alcanzará en promedio 15 metros en todas direcciones al alcanzar la madurez. El crecimiento de este roble es moderadamente rápido. Su porte es generalmente redondeado. El tronco, bastante corto, está cubierto de una corteza gris y oscura, gruesa y profundamente agrietada. Sus ramitas jóvenes son glabras, de color morado y brillantes. El follaje, tardíamente caduco, está compuesto por hojas alternas, blandas, obovales que pueden alcanzar de 5 a 15 cm de largo por 3 a 8 cm de ancho. Cada una está dividida en 5 a 7 pares de lóbulos redondeados asimétricos, separados por senos relativamente profundos. La base de la lámina es estrecha y tiene 2 pequeños lóbulos. El color de la lámina evoluciona de rojo a pardo morado, y luego a verde violáceo, siendo la cara inferior más clara. Las hojas se vuelven más pardas, bastante tarde en otoño, y permanecen un poco enganchadas en las ramitas antes de caer. La floración de este roble ocurre en abril-mayo, poco después de la aparición del follaje, en los brotes anuales. Las flores femeninas de un tono amarillo verdoso se encuentran en una cúpula sostenida por un largo pedúnculo: esta característica distintiva es la razón de su nombre de especie, pedunculado. Las inflorescencias masculinas son espigas alargadas, colgantes y teñidas de amarillo. Se producen en las ramas maduras. Las flores femeninas dejan lugar a bellotas de forma ovoide y alargada, de 1,5 a 3 cm de largo. A menudo se agrupan de 2 a 3 y se unen a un largo pedúnculo. Una cúpula cubierta de escamas recubre un tercio de la bellota. El color evoluciona de verde a marrón en la madurez, en septiembre y octubre. El sistema radicular de este árbol es profundo y poderoso, siendo a la vez pivotante y muy extendido, lo que asegura una sujeción sólida y duradera en suelos profundos y compactos.

El roble morado, árbol de contraste, se convertirá en una de las piezas clave de un jardín natural o incluso contemporáneo lo suficientemente grande para albergarlo. En primavera se despliega un elegante ballet de jóvenes hojas muy rojas a púrpuras, tornándose mientras se despliegan a marrón y luego a verde violáceo, un tono para combinar con las hojas doradas de la variedad concordia, con el árbol del paraíso dorado (Gleditsia triacanthos 'Sunburst'), con el sauce plateado Sauce rastrero (Salix alba)
y el álamoplateado (Populus alba Nivea) así como con las flores azules del Sophora davidii o de las ceanothus arborescens. Se plantará de forma aislada o en alineación. También ofrece la ventaja de proporcionar una agradable sombra, que devolverá la luz en invierno, y de producir un abundante mantillo, favorable al crecimiento de algunas plantas que germinan bajo su cobertura. Sus frutos, a veces producidos en abundancia, alimentan a pequeños animales como las ardillas y los arrendajos.