Roble de Hungría - Quercus frainetto

Quercus frainetto, el roble húngaro, es un árbol majestuoso, de crecimiento bastante rápido, rústico y fácil de cultivar en cualquier tipo de suelo y en una ubicación bien despejada. Dotado de una corona masiva que se extiende con la edad y un tronco corto, se distingue por el tamaño de sus hojas, entre las más grandes de su género. Intensamente recortadas, son verdes en el haz, pero cubiertas de una pelusa blanquecina en el envés. Antes de caer, tardíamente en otoño, adquieren un hermoso tono bronceado a dorado. Se adoptará esta especie en un gran jardín, de forma aislada o en alineación.

El roble húngaro, también conocido con los nombres latinos de Quercus conferta y Q. pannonica, pertenece a la familia de las fagáceas. Es originario del sudeste de Europa en una zona que se extiende hasta el norte de Turquía, donde crece en altitudes de hasta 1000 m, profundamente arraigado en suelos a menudo arcillosos, ligeramente calcáreos y más bien secos. Se trata de una especie poco exigente en cuanto a suelo, aceptando terrenos húmedos y siendo resistente al viento. Los robles caducos ofrecen además la ventaja de producir un buen y abundante mantillo, favorable al crecimiento de plantas que germinan bajo su cobertura.

El crecimiento de este roble es rápido; alcanzará la madurez con una altura media de 20 m y una envergadura de 12 m. Su porte, más bien estrecho y cónico en su juventud, se vuelve más redondeado con los años, siendo las ramas principales propensas a inclinarse en los ejemplares más viejos. Su tronco, bastante corto, siempre será muy recto y estará cubierto por una corteza gris marrón finamente estriada que se desprende en pequeñas placas. Del tronco parten ramas erguidas hacia el cielo, formando una corona globalmente extendida y redondeada, semiabierta. Sus ramitas jóvenes son de color verde oliva. El follaje, característico, está compuesto por hojas caducas que pueden alcanzar 25 cm de largo por 14 cm de ancho. Cada una está dividida en numerosos lóbulos redondeados, a su vez dentados en el borde. El color del limbo evoluciona desde el verde claro y brillante en primavera hasta el verde reluciente en verano, con el envés cubierto de una pelusa verde blanquecina. La floración de este roble tiene lugar en mayo, en forma de inflorescencias doradas bastante decorativas. Estas dan paso a unas bellotas ovoides, agrupadas de 2 a 5, con un aspecto característico: están envueltas en una cúpula densamente cubierta de escamas cortas. Su sistema radicular es profundo y potente, de tipo pivotante, asegurando así una sujeción sólida y duradera en suelos compactos, e incluso rocosos.

El Quercus frainetto es un roble gratificante: no necesitará cincuenta años para adoptar esta estatura respetable y esta majestuosa apariencia que tanto se aprecia en estos árboles. Se plantará de forma aislada o en alineación, en un jardín de buen tamaño. También ofrece la ventaja de adaptarse a suelos secos, permitiendo a los propietarios de terrenos menos favorecidos disfrutar de un árbol de sombra muy hermoso, especialmente interesante en otoño, pero que deja pasar la luz en invierno. Sus frutos, a veces producidos en abundancia, alimentan a pequeños animales como ardillas y urracas. También podría ser utilizado en setos cortados como el carpe, ya que soporta bien los cortes regulares y sus heridas cicatrizan de manera notable. Se puede asociar, por ejemplo, con arces, tilos y sophoras en un gran jardín.