Thamnochortus cinereus

El Thamnochortus cinereus es una de esas vivaces sudafricanas con un nombre impronunciable comúnmente conocidas como Restio. A simple vista, se asemeja a una gramínea ornamental de aspecto muy denso, de color plateado, estrecha en la base, que se eleva en un grupo más redondeado, cuyos tallos llevan una ramificación extremadamente ligera, otorgando a la planta un aspecto muy plumoso. En verano se adorna con grandes inflorescencias en espigas de color marrón-dorado, que permanecen decorativas durante mucho tiempo. Esta planta, a la vez discreta e inusual, encuentra su lugar en un jardín salvaje o de estilo contemporáneo, al igual que las gramíneas. ¡Déjate sorprender y seducir adoptándola también en una maceta en la terraza o el balcón!

El Thamnochortus cinereus es una planta de la familia de las restionáceas. Se trata de un restio botánico sudafricano resistente, común en la Provincia del Cabo, desde Port Elizabeth hasta Swellendam, muy adaptable y relativamente rústico. En su país de origen, se encuentra tanto en las laderas húmedas y neblinosas de las montañas como a lo largo de arroyos, cerca de fuentes, y en pequeños bolsillos de tierra entre las rocas. Esta región de Sudáfrica está bajo la influencia de un clima mediterráneo, suave y húmedo en invierno, cálido y seco en verano. El hábitat preferido de las restionáceas es una formación vegetal llamada fynbos, que suele ser víctima de incendios, donde predominan las plantas de la familia de las proteáceas y los brezos.

Esta herbácea perenne forma un grupo de tallos peludos, plateados, emergiendo de la cepa, ensanchándose hacia arriba. Alcanzará en tres años 80 cm de altura para la follaje, 30 a 40 cm de diámetro en la base, 1 m de diámetro para la corona en suelo abierto en nuestros climas favorables. Los tallos pueden alcanzar 1 m de altura después de 5 a 7 años de cultivo. La planta desarrolla tallos flexibles pero robustos, con nudos visibles como en las cañas de bambú. A lo largo de estos tallos, a intervalos regulares, en los nudos, se encuentran especies de ramos, plumosos, también plateados, agrupados en densos verticilos. Los tallos carecen de hojas verdaderas. En verano aparecen inflorescencias marrones, pudiendo superar los 1 m 50 de altura en los pies masculinos. Esta planta es dioica, es decir, existen pies masculinos y pies femeninos. La floración ocurre en mayo-junio según el clima, en forma de largas espigas de color marrón-dorado, seguidas por la formación de cápsulas en las plantas femeninas. En teoría perenne, la vegetación será destruida por las heladas, pero una planta bien establecida rebrotará de la cepa en primavera.

El Thamnochortus cinereus es rústico hasta -10 e incluso -12°C en suelo drenado y protegido con un grueso mantillo, esta afirmación está respaldada por numerosos horticultores franceses y británicos que han podido probar esta planta sorprendente. Su silueta graminoide y plateada, en grupo móvil que juega con la luz, no puede dejar indiferente a quien la haya visto en un camino o en un borde. Su carácter adaptable y su rusticidad permiten cultivarla en suelo abierto en muchas regiones libres de heladas severas. Esta planta de acento se utilizará tanto en un macizo de plantas perennes simples como las equináceas, los cardos o los gauras, como en un entorno urbano, para suavizar una estructura de concreto. También se puede usar de manera muy decorativa en la terraza, retirándola en climas demasiado fríos. En suelo abierto o en maceta, su asociación con los sorprendentes Boronia, los bambús o los Nandina, los Dierama, los Callistemon o incluso un Gomphostigma virgatum siempre es exitosa. Sus flores son muy bellas en ramos secos.