Rhamnus alaternus - Aladierno

El Rhamnus alaternus, conocido por los meridionales como aladierno o Nerprun aladierno, es uno de los mejores arbustos para formar la estructura persistente de un jardín seco, incluso en tierras muy secas y mediocres. Discreto pero presente durante todo el año, su pequeño follaje coriáceo y dentado de un verde brillante puede recordar al del acebo, y aunque su floración primaveral amarillenta es poco visible, es ligeramente perfumada, melífera y alimenta a las abejas desde principios de primavera. Será seguida en los pies femeninos por bonitas bayas rojas que se vuelven negras al madurar, y que deleitarán a los pájaros en otoño. Este arbusto sencillo está perfectamente adaptado a esas zonas particularmente difíciles de acondicionar como los sotobosques llenos de raíces y los jardines costeros, expuestos directamente a las salpicaduras del mar. También será perfecto en un seto perenne sin mantenimiento.

El Aladierno, o Nerprun aladierno, es un arbusto silvestre en matorrales y colinas calcáreas de las regiones y países que bordean el Mediterráneo. Extendido en Provenza y en todo el Languedoc-Rosellón, se extiende hacia el norte hasta Isère, y hacia el oeste hasta Lot y Dordoña. Se encuentra en tierras sin cultivo, setos, en el borde de los bosques, e incluso en sotobosques de encinas y pinos. También está presente hasta en Turquía, Israel, Libia y Ucrania. Esta especie especialmente resistente se utiliza en programas de reforestación después de incendios. El Rhamnus alaternus forma parte de la familia de las ramnáceas, es primo del arraclán (Nerprun purgativo), pero también de los ceanothus. Se trata de un arbusto dioico, cuyos individuos son machos o hembras. Es capaz de vivir muchos años en el jardín y puede sembrarse de manera natural en jardines secos.

El Rhamnus alaternus tiene un porte tupido, ramificado y erguido, un poco rígido; puede alcanzar de 4 a 5 m de altura por 2 a 3 m de envergadura, según las condiciones de cultivo. Su crecimiento es bastante rápido, del orden de 20 a 30 cm por año. Sus ramas, de color marrón oscuro, llevan, al final de cortos pecíolos rojizos, pequeñas hojas alternas de 2 a 5 cm de longitud, enteras, de forma oval a lanceolada, coriáceas, a menudo dentadas y cartilaginosas en el borde. El limbo es brillante en el haz, de un verde oscuro, el envés es más claro. La floración tiene lugar de marzo a mayo, según el clima, en forma de diminutas flores amarillentas a verdosas, sin pétalos, agrupadas en pequeños racimos en las axilas de las hojas. Son poco visibles pero agradablemente perfumadas, atrayendo a numerosos insectos polinizadores. Solo los pies femeninos, en presencia de pies machos, producen estas bonitas bayas rojas, realzadas por el follaje oscuro. Esta planta prefiere climas cálidos y secos en verano, y suelos pedregosos, bien drenados y con tendencia calcárea.

Debido a la dificultad de acondicionar un sotobosque seco poblado de árboles viejos, un jardín donde la tierra está llena de piedras, un seto resistente y bien opaco en la orilla del mar, la naturaleza ha inventado este Rhamnus, un arbusto todoterreno que se instala gustosamente en un seto arbustivo sin haber sido invitado, pero para la gran alegría del jardinero en busca de inspiración. Con una buena rusticidad que llega hasta -10°C/-12°C en suelo drenado, siendo perfectamente autónomo una vez establecido, el Nerprun forma parte, junto con los Filaria (Phillyrea angustifolia y P.latifolia), el lentisco Pistacia lentiscus, el durillo, el Myrtus tarentina y el boj, de esos arbustos indispensables para el diseño de un auténtico jardín mediterráneo.