Rhododendron ponticum

El Rododendro ponticum, también conocido como Rododendro pontico o incluso Rododendro del Mar Negro, si bien se ha vuelto invasivo en el Reino Unido y está en vías de serlo en algunas de nuestras regiones, paradójicamente se ha vuelto raro en sus regiones de origen, mucho más meridionales. De hecho, se trata de una especie botánica particularmente vigorosa, a la vez muy ornamental por su floración primaveral violácea, resistente y fácil de cultivar en suelo drenado pero fresco, incluso ligeramente calcáreo. Su cultivo merece ser intentado en nuestras regiones menos propicias para su dispersión en la naturaleza, por ejemplo, en grandes setos o detrás de los macizos.

Los Rododendros pertenecen a la familia de las ericáceas, al igual que los brezos, prefiriendo en su inmensa mayoría suelos sin caliza, con tendencia ácida, y climas húmedos. El Rododendro ponticum es una especie botánica de gran desarrollo originaria de la península ibérica (suroeste de España y sur de Portugal) y de Turquía. Su área de distribución se extiende hasta Georgia y Líbano. Está presente en los bordes del Mar Negro, donde está amenazado de extinción, y sobrevive solo como población relictual en Portugal, donde se intenta reintroducirlo. En sus regiones de origen, el Rododendro ponticum crece en regiones boscosas y a menudo montañosas, hasta 2.500 m de altitud.

Introducido en el Reino Unido y Europa, donde fue frecuentemente plantado en jardines, parques e incluso directamente en bosques para favorecer la presencia de caza, este Rododendro (a veces híbrido) se ha naturalizado hasta el punto de ser clasificado hoy entre las especies invasivas y perjudiciales para la flora y fauna locales. Este fenómeno se observa principalmente en suelos ácidos y bajo climas templados y húmedos como los que se encuentran en Irlanda, Escocia, Bretaña, Normandía, Aveyron, Charentes... Este Rododendro ponticum ha sido cruzado con otras especies para producir algunos de nuestros rododendros más bellos y resistentes, pero sin carácter invasivo.

El Rododendro del Mar Negro forma un verdadero pequeño árbol o un gran arbusto bien ramificado, pudiendo alcanzar más de 6 m de altura y 5 m de envergadura en condiciones óptimas, pero mantendrá proporciones más modestas (alrededor de 4 m de altura) si las condiciones de cultivo son menos favorables. Su porte será tanto más denso cuanto más expuesta esté la planta a la luz. Sus ramas llevan largas hojas perennes oblongas o lanceoladas de un verde oscuro brillante que miden de 6 a 18 cm de largo. La floración, generosa, tiene lugar en mayo-junio, y puede extenderse hasta finales de verano según el clima. Solo se produce en sujetos de 10 a 12 años de edad. En el extremo de las ramas aparecen racimos de 10 a 15 flores de 5 cm de diámetro, en forma de trompetas, en bonitos tonos violáceos, más o menos vivos o pastel, violetas, púrpuras, malva o rosas. La garganta de las flores a menudo está moteada de amarillo, ocre o marrón. Esta floración, sin perfume, es sin embargo nectárea y melífera y atrae a los abejorros. Tras la polinización por estos insectos se forman cápsulas leñosas que contienen una multitud de semillas finas dispersadas por el viento. Las ramas bajas de este Rododendro enraízan cuando tocan el suelo, por un fenómeno de acodo espontáneo. Prefiere suelos ácidos y arenosos (pH entre 4 y 6), siendo relativamente tolerante y aceptando suelos limosos, neutros o incluso ligeramente calcáreos. Muy resistente al frío (hasta -18°C), soporta el calor (hasta 40°C). En cambio, teme los suelos secos, especialmente cuando es joven. Su sistema radicular permanece superficial y teme la competencia de otras plantas.

Por las razones que mencionamos anteriormente, es preferible adoptar este espléndido rododendro en nuestras regiones menos propicias para su expansión natural. Dado que es relativamente tolerante con respecto al suelo y al clima, se adaptará sin volverse agresivo a cualquier buena tierra de jardín drenada, correctamente preparada y enmendada con tierra de brezo y arena gruesa. El Rododendro ponticum se puede utilizar en el fondo de un macizo o en grandes setos, en compañía de otras plantas de tierra de brezo o de forma más clásica con hermosos arbustos perennes como Eleagnus ebbingei, Laurel portugués, grandes Fotinias, Viburnum rhytidophyllum, por ejemplo. Se puede combinar con magnolias y arces japoneses de follaje verde o morado...