Espirea billiardii

El Spiraea (x) billiardii, o Espirea de Billiard, es uno de esos arbustos todoterreno ampliamente plantados en los antiguos jardines, a menudo sobreviviendo completamente al abandono y formando a lo largo de los años densos matorrales impenetrables. De un grueso arbusto erguido y tupido emergen en verano numerosas largas espigas peludas de un rosa intenso y brillante, muy visitadas por los insectos polinizadores. Como todas las espireas, esta planta sin exigencias tiene su lugar en un seto libre, campestre o florido, incluso en un jardín de tamaño modesto.

El Spiraea billiardii, de la familia de las rosáceas, probablemente es un híbrido natural resultado del cruce entre el Spiraea douglasii, originario del oeste de América del Norte y el S. salicifolia, nativo del sureste de Europa y Asia, hasta Japón. Se trata de plantas de zonas frescas a ocasionalmente húmedas, que se encuentran en la naturaleza creciendo en cunetas o en claros de bosques. Sin embargo, el híbrido billiardii también se desarrolla muy bien en tierras ocasionalmente secas y pobres.

El crecimiento de este arbusto es rápido y su tamaño adulto alcanzará aproximadamente 2 m en todas direcciones. El crecimiento lateral se produce a través de chupones que crecen en la periferia del tocón de donde parten numerosas ramas delgadas y erguidas, pubescentes, de color marrón rojizo. La porte de esta espirea es erguida, densa y muy tupida. El follaje, caduco, está compuesto por hojas oblongas, lanceoladas, dentadas en el borde, de 10 cm de largo. Son de color verde oscuro en el haz y gris en el envés. Antes de caer, el follaje adquiere un tono amarillo en otoño. La floración tiene lugar en julio-agosto. Las inflorescencias rosas en forma de paniculas cónicas muy densas aparecen en parte terminal de las ramas. Con 10 a 12 cm de largo, están compuestas por una multitud de pequeñas flores en forma de copa de un rosa intenso de las que emergen estambres responsables del aspecto peludo de la inflorescencia. 

Esta espirea será especialmente apreciada en un seto florido o libre, donde aportará diversidad en el corazón del verano. De crecimiento rápido, soportando perfectamente la poda, pronto lucirá espléndida en el jardín. Este arbusto muy tupido también puede embellecer un fondo de macizo, junto a altheas o buddleias moradas. En un jardín pequeño, también puede ocupar, aislada, el centro de un pequeño macizo compuesto por geranios vivaces, nepetas, campanillas azules y blancas o lavandas en suelo más seco. También se sentirá muy a gusto en las cercanías de un punto de agua, mezclada con espadañas y juncos, por ejemplo.