Westringia fruticosa White - Romero australiano

El Westringia fruticosa Blanco es una forma más compacta con flores blancas puras del romero de Australia. Al igual que nuestro romero mediterráneo, este arborito denso con porte muy redondeado pertenece a la familia de las lamiáceas, también posee hojas persistentes en forma de acículas de color verde grisáceo con reverso blanco y produce pequeñas flores bilabiadas. Las suyas son de un blanco casi puro, discretamente puntadas con pequeñas manchas moradas en la garganta. Su floración es notablemente larga, abundante en primavera, más esporádica en verano y durante todo el año en suelo fresco y clima muy suave. Un poco menos resistente que nuestro romero, su cultivo en terreno abierto debe reservarse para nuestras regiones más templadas. Sin embargo, dado que se adapta muy bien al cultivo en macetas en regiones frías, aportará un toque muy mediterráneo a la terraza durante toda la temporada antes de ser resguardado del frío en invierno.

El Westringia fruticosa, anteriormente llamado Westringia rosmariniformis, es originario del este de Australia, más específicamente del sur de Nueva Gales del Sur. Es una planta de suelo drenado a seco, preferiblemente ácido, aunque tolerante a suelos ligeramente calcáreos. Este arbusto tiene un porte redondeado, ligeramente extendido, sostenido por ramas rígidas de sección cuadrada. Su crecimiento es bastante rápido en suelo fresco. Un ejemplar adulto alcanzará en promedio 1m en todas direcciones. Su follaje, persistente, está compuesto por hojas muy estrechas, lineales, de 1,5 a 2,5 cm de largo. Son rígidas, menos coriáceas que las del romero y reunidas en verticilos de 3 a 5. Son de color verde oscuro en el haz y blanco-velloso en el envés. La floración tiene lugar de mayo a septiembre, especialmente en primavera. Las flores bilabiadas son solitarias, florecen en la axila de las hojas, en la parte terminal de las ramas. El diámetro de la flor varía entre 8 mm y 1,5 cm.

El Romero de Australia es una planta de elegancia discreta, de cultivo bastante sencillo en climas suaves: es tolerante a la naturaleza del suelo, resistente a la sequía y no teme a la salinidad. Su único enemigo es el frío, que puede hacerlo desaparecer a partir de -5°C si el suelo no está suficientemente drenado. Este arbusto es muy florífero y requiere poco mantenimiento, excepto una poda anual a finales de invierno para mantener su bonito porte compacto y redondeado. Se instalará sin dificultad en los jardines de la costa atlántica o mediterránea. Forma hermosos setos frente al mar y se combina bien con todo tipo de arbustos de climas suaves como los ceanothus, mimosas, adelfas, callistemon, leptospermum, melaleucas o grevilleas. La elección es amplia, todo es cuestión de gusto. El cultivo en maceta permite invernar el arbusto en un invernadero frío o una veranda muy luminosa y poco calefaccionada en regiones muy frías.