Sequoiadendron giganteum Glaucum - Secuoya gigante

Sequoiadendron giganteum 'Glaucum' es una variedad de séquoia gigante. Menos alto que la especie natural, este conífero sigue siendo un árbol majestuoso, reservado para grandes jardines. Se distingue por su foliaje y ramas de intensos reflejos gris-azulados. Durante muchos años, crece más en altura que en anchura, mostrando un porte piramidal estrecho, sostenido por un tronco principal muy vertical, cuya corteza marrón-rojiza se agrieta en profundas estrías. Se ensancha con la edad, extiende sus ramas colgantes en un movimiento gracioso que las guía hacia el cielo por sus extremos. Se adapta a todo tipo de suelo bien drenado y bastante fértil, prefiere climas húmedos pero cálidos en verano.

El Sequoiadendron giganteum es un conífero de la familia de las taxodiáceas, originario de América del Norte, más precisamente de las laderas sur de las montañas del norte de la Sierra Nevada, en California. Fósiles atestiguan la presencia de secuoyas en Europa antes de las grandes glaciaciones del cuaternario. En su entorno natural, en buenas condiciones, alcanzará una altura de 50 a 85 m con una envergadura de 8 a 10 m, y desarrollará un porte piramidal masivo. Esta especie muestra un crecimiento bastante rápido, aprecia climas frescos y húmedos, veranos cálidos e inviernos nevados que ofrecen una excelente protección a las raíces y a los jóvenes plantones.

La variedad 'Glaucum' es una forma más modesta de esta especie, introducida en Alemania en 1870. Este conífero de gran valor ornamental se diferencia también por la magnífica coloración de su follaje y de sus jóvenes ramas, en gris-azulado. Muestra un porte piramidal inicialmente cónico bastante estrecho, que se ensancha con los años. Su crecimiento es bastante rápido; alcanzará 30 a 40 m de altura, y 8 m de envergadura en su madurez. Sus ramas estructurales son ligeramente colgantes, rectas en sus extremos, cubiertas de agujas estrechas y triangulares, puntiagudas, de 1 a 1,2 cm de largo, evocando las de los cipreses. En las jóvenes ramas, cuya corteza es azul plateada, miden entre 0,3 y 0,6 cm. Esta planta es monoica, es decir, hay sujetos masculinos y femeninos. Cuando los conos femeninos son polinizados, adquieren una forma ovoide, un tono marrón rojizo y una postura erguida. Maduran en dos años. La corteza de esta secuoya es notable, tanto por su tono rojizo, su resistencia al fuego, como por las profundas grietas decorativas que se forman con los años. Esta planta tiene un sistema radicular muy desarrollado pero bastante superficial, lo que hace que la trasplantación sea un poco delicada, pero le permite extraer con gran oportunidad los recursos nutritivos e hídricos del suelo.

El Sequoiadendron giganteum 'Glaucum' se plantará en un jardín lo suficientemente grande para recibirlo. Si se cumplen las condiciones, será un árbol excepcional, que será el orgullo del jardinero que lo plantó, sin duda sobrevivirá, integrándose plenamente en la historia de una familia y de un jardín. Se planta aislado como punto focal, o incluso en seto, en los límites del campo, colocado delante de un telón de Phyllostachys bambusoides, el bambú gigante. Un árbol tan masivo requiere una base sólida; se elegirá cuidadosamente su ubicación, en suelos profundos y en una situación despejada. No requiere o requiere poco mantenimiento después de los primeros años, y se combina bien con grandes piedras, las líneas geométricas de las piscinas y las construcciones de ladrillo. Las verdaderas cualidades gráficas de los coníferos se imponen naturalmente en el diseño de un jardín contemporáneo, que prefiere el esteticismo de las formas, las siluetas y las texturas a la danza de las floraciones. Estas plantas con una permanencia tranquilizadora estructuran duraderamente un macizo, marcan los pasillos, bordean la terraza, sustituyendo fácilmente la fuerte presencia del boj recortado o del acebo. La clave está en jugar con los volúmenes y los colores.