Abies koreana Molli - Abeto de Corea

El Abies koreana Molli es una variedad enana de abeto coreano, que con el tiempo forma un pequeño árbol de porte cónico. Sus acículas verde oscuro y brillantes en el haz presentan un color plateado en el revés. En primavera, sus jóvenes yemas son inicialmente de un verde brillante atractivo antes de oscurecerse. En otoño, este pequeño abeto se adorna con conos muy decorativos, erguidos, de color azulado, incluso a una edad temprana. En diciembre, puede acoger perfectamente una decoración navideña, tal es su aspecto adecuado. Su pequeño tamaño lo destina fácilmente a los pequeños jardines, en un suelo drenado, fresco, resguardado de un sol abrasador.

El abeto coreano es una conífera de la familia de las pináceas, originaria únicamente de las montañas del extremo sur de Corea. Esta pequeña conífera alcanza en su entorno natural una altura de 6 a 9 m y muestra un porte compacto. La variedad Molli es una versión más modesta ya que no supera los 2 m a 2,5 m de altura a madurez, alrededor de los 20 años, a razón de aproximadamente 10 cm por año. Su porte cónico y erguido le confiere en la edad adulta una envergadura de 1 m de circunferencia. Presenta un porte compacto, constituido por ramas donde se insertan planas acículas muy finas y flexibles, de un verde muy oscuro y brillante en el haz. Atractivos conos violáceos erectos aparecen en los ejemplares, incluso jóvenes, en otoño.

El Abies koreana Molli es  ideal para un pequeño jardín o como pieza más modesta de un jardín más grande gracias a su crecimiento moderado y su pequeño tamaño. Las verdaderas cualidades ornamentales de las coníferas enanas se imponen naturalmente en el diseño de un jardín contemporáneo, que prefiere el esteticismo de las formas, las siluetas y las texturas a la danza de las flores. La fuerte personalidad de este tipo de plantas muy gráficas estructura de forma duradera un macizo, marca los senderos, bordea la terraza, sustituyendo fácilmente la presencia fuerte del boj recortado. Asócielas con rosales, peonías o gramíneas despeinadas con un temperamento muy complementario que, a cambio, harán valer toda su intensidad. También se pueden acompañar de plantas cubresuelos como aubrietas, caryopteris y arbustos con flores. Lo importante es jugar con los volúmenes y los colores.