Abies koreana Silberlocke - Abeto de Corea

El Abies koreana 'Silberlocke', también conocido como abeto de Corea, se viste de luz. Forma un magnífico arbusto de porte piramidal y denso, con ramas regularmente escalonadas, cubiertas de agujas muy curvadas, con el reverso plateado, que atraen la luz y la mirada. Bonitos conos erectos primero verdes, luego de un hermoso tono azul violáceo empolvado aparecen incluso en los ejemplares jóvenes. Este pequeño abeto, con su tamaño moderado y su presencia, se convertirá fácilmente en el punto focal de una gran rocalla o de un pequeño jardín, en suelo fresco pero drenado, resguardado del sol ardiente.

El abeto de Corea es una conífera de la familia de las pináceas, originaria únicamente de las montañas del extremo sur de Corea, volviéndose rara en su país de origen. Esta conífera alcanza en su entorno natural de 6 a 9 m de altura y muestra un porte compacto. El cultivar 'Siberlocke' es el más famoso de todos, y con razón, ya que posee verdaderas cualidades ornamentales. Esta conífera no superará los 4 m de altura por 2 m de envergadura en su madurez. Su crecimiento es lento, alcanzará 2 m de altura en 6 años. Presenta un porte denso y piramidal; su ramaje está formado por ramas regularmente escalonadas donde se implantan agujas curvadas y pegadas contra el tallo, mostrando su reverso plateado mientras que el haz superior verde brillante apenas es visible. Esta variedad también se distingue por sus bonitos conos cilíndricos erectos, primero verde claro y luego azul violáceo empolvado o gris púrpura, que aparecen cuando la planta alcanza aproximadamente 1 m de altura.

El Abies koreana 'Silberlocke' es ideal para adornar una gran rocalla o destacar en un pequeño jardín gracias a su presencia muy densa. Por su silueta magistral, lucirá maravillosamente en el centro de un macizo de plantas vivaces y coníferas bajas, especialmente si se planta en grupos de 3 ejemplares. Las verdaderas cualidades gráficas de las coníferas se imponen naturalmente en el diseño deun jardín contemporáneo, que prefiere el esteticismo de las formas, las siluetas y las texturas a la danza de las floraciones. Estas plantas con una fuerte personalidad y una permanencia tranquilizadora estructuran duraderamente un macizo, marcan los senderos, bordean la terraza, sustituyendo fácilmente la presencia fuerte del boj recortado. Sirven de marco a rosales, peonías o gramíneas despeinadas con un temperamento muy complementario que, a cambio, destacarán toda su intensidad. Lo importante es jugar con los volúmenes y los colores.