Abies procera Bizzarro - Abeto noble

El Abies procera 'Bizarro' es una forma enana del abeto noble. Forma un pequeño árbol de porte irregular, primero redondeado y luego piramidal, cubierto de un follaje claramente azulado, con reflejos plateados. Parece postrado en el suelo, produciendo con el tiempo ramas escalonadas en forma de espigas muy densas que componen un abeto en miniatura. Rústico, de crecimiento lento, aprecia los suelos frescos no demasiado calcáreos, el sol o la media sombra,  su silueta un poco torturada es perfecta para una rocalla, un pedregal, la decoración de un pequeño jardín japonés o de una bonita maceta.

El Abies procera, a veces llamado también abeto noble, es una conífera de altura de la familia de las pináceas originaria de los Estados Unidos. Se encuentra en las regiones montañosas y húmedas de la cadena de las Cascadas, de las cadenas costeras del Pacífico desde el extremo noroeste de California, pasando por Oregón y el estado de Washington. En la naturaleza, esta especie alcanza a veces los 40 a 70 metros de altura y presenta un porte cónico estrecho.

'Bizarro' es una forma enana que no supera  1 m 50 de altura por 70 cm de envergadura, después de 10 años de cultivo. Este pequeño árbol tiene un tronco corto recto y ramas bajas irregulares y muy extendidas. Su crecimiento es muy lento, primero forma una bola antes de desplegar una ramificación piramidal. Sus hojas en forma de agujas muy finas son de un azul verdoso  a  azul plateado intenso, redondeadas en su extremo, implantadas en espiral en el tallo, pero ligeramente torcidas hacia arriba del tallo. El conjunto evoca pequeñas espigas de aspecto muy suave y luminoso. Su corteza gris es lisa, cubierta de bolas de resina, luego se vuelve rojo-marrón, rugosa y fisurada en los sujetos de edad avanzada.

El Abies procera 'Bizarro' es ideal para cubrir el suelo de una gran rocalla, de un talud, o los pequeños jardines, gracias a su crecimiento lento y su pequeño tamaño. Por su silueta de bonsái, lucirá maravillosamente  en un jardín japonés, en particular si se planta en grupo de 3 ejemplares. Las verdaderas cualidades gráficas de las coníferas enanas se imponen naturalmente en el diseño de un jardín contemporáneo, que prefiere el esteticismo de las formas, las siluetas y las texturas a las floraciones. Estas plantas tranquilizan por su permanencia, estructuran duraderamente un macizo, marcan los senderos, bordean la terraza, sustituyendo fácilmente a la fuerte presencia del boj recortado. Sirven de marco a pequeñas rosas, peonías o gramíneas despeinadas con un temperamento muy complementario. También se pueden asociar con plantas cubresuelos como aubrietas, cerastiums y arbustos floridos. Lo importante es jugar con los volúmenes y los colores.