Chamaecyparis lawsoniana Stardust

El Chamaecyparis lawsoniana Stardust es un ciprés de Lawson de follaje dorado con un desarrollo moderado y una forma cónica bastante amplia pero bien densa. Su crecimiento lento, su tolerancia a una poda ligera y repetida, y su excelente poder de ocultación lo convierten en un excelente árbol para seto alto. Elegante, muy luminoso, decorativo durante todo el año, también es adecuado para ser plantado de forma aislada en el jardín. Aunque no es difícil de cultivar, este conífero aprecia el sol y los suelos frescos, fértiles, profundos pero drenados.

El Ciprés de Lawson, a veces llamado ciprés falso, es un majestuoso conífero de la familia de las Cupresáceas originario de los bosques costeros húmedos del noroeste de los Estados Unidos. En su entorno, a menudo alcanza más de 30 m de altura, con un tronco que se acerca a 1,20 m de diámetro. Su porte es recto y cónico, y sus ramas colgantes forman cortinas suaves vestidas con un follaje verde bastante oscuro, azulado. Ha dado origen a numerosos cultivares entre los cuales se encuentran una amplia selección de plantas de estatura más modesta, mejor adaptadas al tamaño de nuestros jardines.

La variedad 'Stardust' es una forma de follaje dorado de esta especie que al cabo de muchos años alcanzará aproximadamente 6 m de altura por 3,50 m de envergadura si no se poda. Su crecimiento es más bien lento. Desde temprana edad muestra un porte cónico regular, bastante amplio y muy denso, sostenido por ramas bastante erguidas que emergen desde la base del tronco. Sus ramas delgadas y aplanadas están densamente cubiertas de hojas en escamas primero doradas, que con el tiempo adquieren un tono más verdoso.

El Chamaecyparis lawsonia 'Stardust' se utiliza en seto, aislado o plantado en grupo en un gran jardín. No requiere poda, pero la tolera si es ligera. Con una presencia real y una fuerte personalidad, es bastante difícil de combinar con otros arbustos grandes, pero desempeña perfectamente su papel de pantalla luminosa detrás de los macizos de arbustos o plantas vivaces. Las verdaderas cualidades gráficas de los coníferos merecen que se les invite más a menudo a nuestros jardines, aportando una estructura permanente. Estas plantas bastante discretas en verano vuelven a destacar en invierno, cuando las floraciones han abandonado nuestros jardines.