Chamaecyparis pisifera Blue Moon - Falso ciprés sawara

El Chamaecyparis pisifera 'Blue Moon', también conocido como Ciprés Sawara, es una variedad enana de conífera que crece en una bola compacta y regular, que prácticamente no necesita poda. Está cubierto de un follaje persistente, fino, de intenso color azul plateado, muy suave al tacto. De crecimiento lento, no supera los 80 cm en todas direcciones, lo que la hace particularmente adecuada para el cultivo en macetas y la decoración de un rocalla o un jardín mineral de pequeño tamaño. Es una especie rústica que se desarrolla bien tanto al sol como a media sombra siempre que tenga un suelo fresco, ligero, bien drenado y sin caliza.

El Chamaecyparis pisifera es una robusta especie japonesa perteneciente a la familia de las cupresáceas, que puede alcanzar los 45 m en su estado natural. Se utiliza principalmente por su madera inalterable de color limón, en la fabricación de muebles lacados y en la construcción de numerosos edificios como palacios en su país de origen. Ha dado lugar a numerosos cultivares, clasificados en cuatro grupos.

La variedad 'Blue Moon' forma después de muchos años un hermoso arbusto redondeado, de 80 cm en todas direcciones. Su crecimiento es de solo 2 a 3 cm por año. Sus ramas delgadas y compactas son muy flexibles, un poco colgantes, cubiertas de un follaje azul plateado intenso que se vuelve verde azulado a la sombra. Las hojas juveniles son aciculares (lineales, rígidas y puntiagudas) y de color verde claro, mientras que las hojas adultas son escamosas y puntiagudas, de tonalidad más oscura. El reverso de las hojas muestra una banda blanca muy marcada, correspondiente a una fila de estomas (los 'poros' en el epidermis de la planta). Su corteza, poco visible, es de color rojo oscuro, con aspecto fibroso.

El Chamaecyparis pisifera 'Blue Moon' es un pequeño conífero muy apreciado en jardinería por su porte simétrico y el color original de su follaje. Es ideal para la plantación en macetas en la terraza y en un rocalla. Con su crecimiento muy lento y su silueta redondeada, que prescinde de la poda, queda maravillosamente junto a variedades más altas, de porte columnar, piramidal o cónico estrecho. Las verdaderas cualidades gráficas de los coníferos enanos se imponen naturalmente en el diseño de un jardín contemporáneo, que prefiere la estética de las formas, las siluetas y las texturas a la sucesión de flores. Estas plantas de permanencia tranquilizadora estructuran duraderamente un macizo, marcan los caminos, bordean la terraza, sustituyendo fácilmente la presencia fuerte del boj recortado. Sirven de marco a pequeños rosales, peonías o gramíneas despeinadas con temperamento muy complementario. También se pueden colocar en un seto mixto o combinarlos con plantas cubresuelos como las aubriètes, los céraistes, así como con arbustos florales. Lo importante es jugar con los volúmenes y los colores.