Chamaecyparis pisifera Hime-sawara - Falso ciprés sawara

El Chamaecyparis pisifera Hime-Sawara es uno de los coníferos más pequeños actualmente disponibles en el mercado. Esta hermosa forma de crecimiento reducido del Ciprés Sawara forma naturalmente un cojín ancho y aplanado, adornado con un foliaje fragante de un luminoso verde dorado. De crecimiento realmente muy lento, es perfectamente adecuado para embellecer pequeños jardines, rocallas y terrazas. También es un excelente candidato para los amantes de los bonsáis.

El Chamaecyparis pisifera es una robusta especie japonesa perteneciente a la familia de las cupresáceas, que puede alcanzar los 45 m en estado natural. Se utiliza principalmente por su madera inalterable de color amarillo limón, en la fabricación de muebles lacados y en la construcción de numerosos edificios como palacios en su país de origen. Ha dado origen a numerosos cultivares, clasificados en cuatro grupos: 'Plumosa', 'Squarrosa', 'filifera' y 'Nana'.

La variedad 'Hime-Sawara'  forma con el paso de los años un arbusto redondeado y muy denso, a menudo más ancho que alto, alcanzando en promedio 50 cm de altura y 55 cm de envergadura a la edad de 20 años. Sus ramas, de color marrón rojizo, llevan en su extremo ramillas muy apretadas. Sobre un fondo verde claro, en primavera se forman en el extremo de las ramillas jóvenes brotes teñidos de verde amarillento. Estos reflejos dorados se desvanecen en otoño, con el frío coloreando más o menos el follaje con destellos bronce. El reverso de las hojas en forma de agujas muestra una banda blanca, correspondiente a una hilera de estomas (los 'poros' en el epidermis de la planta). Su corteza, poco visible, es de un rojo oscuro, con un aspecto filamentoso.

El Chamaecyparis pisifera 'Hime-Sawara'  no es difícil de cultivar, pero es más adecuado para nuestros climas húmedos y frescos y no tolera los suelos calcáreos: no es adecuado para nuestras regiones cálidas y secas. Se trata de un conífero de aspecto precioso, para realzar en un pequeño jardín, una rocalla, o en una maceta en la terraza. Por su crecimiento muy lento y su follaje luminoso, quedará maravillosamente junto a otras plantas perennes, plantas vivaces de pequeño tamaño o cubresuelos. Se combina bien con plantas de porte rastrero o columnar. En un jardín mineral, se puede colocar a su alrededor grava gris claro o mantillo marrón. Las verdaderas cualidades gráficas de los coníferos enanos se imponen naturalmente en el diseño de un jardín contemporáneo o urbano. Estas plantas de permanencia tranquilizadora estructuran de forma duradera un macizo, marcan los senderos, bordean la terraza. Sirven de marco a las gramíneas despeinadas, cuyo temperamento es tan complementario. Lo importante es jugar con los volúmenes y los colores.