Chamaecyparis pisifera Sungold - Falso ciprés sawara

El Chamaecyparis pisifera 'Sungold', también conocido como Ciprés Sawara, es un conífera de tamaño modesto y crecimiento lento. Con el tiempo forma una hermosa masa redondeada, con vegetación ondulante y muy densa, vestida con follaje filiforme amarillo-verde muy luminoso, a veces dorado. Sus ramas están cubiertas de ramas muy finas y colgantes,  dándole a la planta un aspecto de cascada dorada. Perfecto en grandes taludes y para llenar espacios pequeños, este conífera destaca plantado sobre muros y muretes y se adapta bien al cultivo en maceta. Prefiere una exposición soleada o semisombra, un suelo más bien fresco pero ligero y bien drenado, humífero.

El Chamaecyparis pisifera es una robusta especie japonesa perteneciente a la familia de las cupresáceas, que puede alcanzar los 45 m en estado natural. Se utiliza principalmente por su madera inalterable de color amarillo limón, en la fabricación de muebles lacados y para la construcción de numerosos edificios como palacios en su país de origen. Ha dado origen a numerosos cultivares, clasificados en cuatro grupos de cultivares: 'Plumosa', 'Squarrosa', 'filifera' y 'Nana'.

La variedad 'Filifera Sungold' forma después de muchos años un hermoso arbusto de porte redondeado y extendido, alcanzando 1,20 m de altura, con 2 m de envergadura. A los 10 años, medirá aproximadamente 90 cm de altura. Sus ramas delgadas y compactas son muy flexibles, colgantes, cubiertas de un follaje fragante, dorado al abrirse, verde-amarillo en verano, dorado en las puntas. Las hojas juveniles son aciculares (lineales, rígidas y puntiagudas), mientras que las hojas adultas son escamosas y puntiagudas, más oscuras. Su corteza, poco visible, es de un rojo oscuro, con aspecto filamentoso. Los ejemplares son masculinos o femeninos; la fructificación es rara y sin gran interés ornamental. Esta planta puede vivir 50 años.

El Chamaecyparis pisifera 'Filifera Sungold' es muy apreciado en jardinería por su porte en cascada flexible y su colorido muy alegre. Ideal para coronar un muro o murete, que dominará con su presencia. Se luce en grandes taludes o en una rocalla, y también se planta en una maceta grande en la terraza. Con su crecimiento lento y su silueta romántica, que prescinde de la poda, acompañará a variedades de porte almohadillado, columnar, piramidal o cónico estrecho. Las verdaderas cualidades gráficas de los coníferos enanos se imponen naturalmente en el diseño de un jardín contemporáneo, que prefiere la estética de las formas, siluetas y texturas a la danza de las floraciones. Estas plantas de permanencia tranquilizadora estructuran duraderamente un macizo, marcan los senderos, bordean la terraza, sustituyendo fácilmente la presencia fuerte del boj recortado. Lo importante es jugar con los volúmenes y los colores.