Ciprés leylandii Oger - Cupressocyparis

El Cupressocyparis x leylandii 'Oger' es una variedad de Ciprés de Leyland más compacta y que requiere menos poda en anchura. La planta, menos ancha y más rechoncha, tiene la ventaja de prescindir del tutorado en la plantación, mientras que posee un foliaje espeso y muy denso, muy opaco. De crecimiento rápido, este conífero forma en pocos años una pirámide altiva, si crece libremente. Su desarrollo puede ser controlado mediante la poda, lo que facilita su uso en un seto perenne. Aunque forma magníficas pantallas verdes, este ciprés de Leyland también puede ser plantado de manera aislada o mezclado con otros arbustos grandes en un seto que favorecerá mucho más la biodiversidad en el jardín. Poco exigente, rústico,se adapta a suelos bastante pobres, calcáreos, arcillosos, a la contaminación, a las brumas marinas y a los vientos salinos. Sin embargo, se deben evitar los suelos demasiado rocosos y el clima muy seco del Mediterráneo.

El (x) Cupressocyparis leylandii es un híbrido espontáneo entre el Cupressus macrocarpa, el ciprés de Lambert o de Monterrey, originario de los bosques que bordean el centro de la costa californiana, y el Chamaecyparis nootkatensis, el falso ciprés de Nootka, nativo de la parte norte de la costa occidental de América del Norte. Estos dos coníferos rústicos, de gran desarrollo, adaptables al suelo, aprecian los climas más bien húmedos. Ambos pertenecen a la familia de las Cupresáceas.

El cultivar 'Oger', descubierto en un jardín francés, difiere del ciprés de Leyland clásico principalmente por la compacidad de su vegetación, su flecha bien recta y sus ramas más fuertes, así como su foliaje más denso y su desarrollo menos importante. Cercano al cultivar '2001', es aún más denso y menos ancho.

Su crecimiento es muy rápido, tras un período de establecimiento. El ciprés 'Oger' crece alrededor de 60 cm al año, hasta alcanzar una altura media de 10 m por 4 m de ancho si no se poda. Se requerirán podas regulares (1 a 2 veces al año) si se desea mantenerlo a 5 m de altura por 1,50 m de ancho en un seto convencional. Este conífero muestra una porte naturalmente columnar, muy elegante, que se asemeja al de un Tuya. Sus ramas flexibles y erectas se visten de un follaje bastante grueso cuando se observa de cerca, aromático al doblarse. Su olor es ligeramente ácido. Sus pequeñas hojas triangulares y embotadas, de un verde profundo, están imbricadas en cortas ramitas cilíndricas a su vez implantadas en ramas. Este conífero produce polen que puede ser alergénico para algunas personas, al principio de la primavera. Los conos femeninos, globulares, verdes, se vuelven marrones cuando maduran. La corteza marrón rojiza adquiere un tono grisáceo con la edad. El sistema radicular de este árbol es pivotante, lo que le permite anclarse muy profundamente en el suelo para extraer agua y nutrientes, y resistir al viento, incluso fuerte. Su rusticidad es muy buena, del orden de -15/-20°C. 

El Ciprés de Leyland Oger es perfecto en un gran seto no colindante, preferiblemente podado al mínimo, cuyo papel será proteger el jardín, en los límites del campo, por ejemplo. En este uso, eximirá al jardinero de podas repetidas. Muy apreciado en jardines urbanos o en zonas costeras muy ventosas, muy plantado en urbanizaciones, este ciprés asegura una decoración permanente durante todo el año al mismo tiempo que cumple perfectamente su función de pantalla protectora. Colocado de manera aislada o en grupo de 3 ejemplares, no carece de elegancia, y puede reemplazar al ciprés de Provenza en los grandes jardines del norte de Francia. Como muchos coníferos, se integra en jardines de todos los estilos, contemporáneo, salvaje, romántico o inglés.  También intente componer un seto perenne y variado asociándolo, por ejemplo, con Elaeagnus ebbingei, Photinia Red Robin, Tejo híbrido Hicksii, acebo, Evónimo, o con Griselinia littoralis, Olearia traversii, madroños y encinas verdes en climas no demasiado fríos.