Juniperus pfitzeriana Glauca - Enebro híbrido

El Juniperus pfitzeriana 'Glauca' es un enebro híbrido muy resistente, que forma un arbusto de tamaño mediano, con un porte extendido y ramas erguidas y arqueadas. Se viste con un follaje fino y flexible, de un hermoso gris-azul claro. Este conífero es perfecto para colonizar una gran ladera, o para densificar un macizo en un jardín pequeño. Melífero, produce bonitas frutas primero rojo púrpura y luego negro azulado al madurar, apreciadas por los pájaros. Prefiere el sol y un suelo bien drenado, incluso pobre, ocasionalmente seco y calcáreo.

El Juniperus pfitzeriana o enebro de Pfitzer es una antigua variedad híbrida, muy popular a principios del siglo XX. Debe su nombre a Wilhelm Spitzer, jefe de cultivo en el vivero de Späth en Alemania, donde este cultivar vio la luz en la década de 1890. Se dice que proviene del cruce entre J. chinensis, el enebro chino, y J. sabina. Es un conífero muy resistente y muy ornamental que pertenece, al igual que sus padres, a la familia de las cupresáceas.

El cultivar 'Glauca' se distingue por el color de su follaje, de un hermoso gris azulado. Forma un hermoso arbusto de porte extendido, con ramas con tendencia erguida y arqueada. Mide aproximadamente 1,50 m de altura por 3 m de envergadura al madurar. Crece lentamente cuando es joven, luego su crecimiento se acelera un poco a medida que envejece. Sus ramas delgadas y flexibles, de aspecto plumoso, están cubiertas de pequeñas hojas muy apretadas y desprenden al frotar un olor penetrante que puede resultar desagradable. Los frutos que se forman en los pies femeninos son bayas llamadas gálbulos; son negros azulados al madurar y ricos en principios terapéuticos. Los enebros tienen un sistema radicular superficial que los hace frágiles ante vientos fuertes y difíciles de combinar con plantas vivaces.

El enebro de Pfitzer 'Glauca' es un conífero resistente, que ha demostrado su vigor y robustez en taludes y grandes rocallas, entre las rocas. Con su crecimiento moderado y su manto y follaje gris azulado durante todo el año, destacará de manera excepcional en solitario, o en macizos, plantado junto a coníferas de porte cónico erguido, o frondosas. Las verdaderas cualidades gráficas de los coníferos se imponen naturalmente en el diseño de un jardín contemporáneo, que prefiere el esteticismo de las formas, las siluetas y las texturas a la danza de las floraciones. Estas plantas con una permanencia tranquilizadora estructuran de manera duradera un macizo, marcan los senderos, bordean la terraza, sustituyendo fácilmente la presencia fuerte del boj recortado o del acebo. Se asocian bien con las gramíneas despeinadas de temperamento muy complementario. También se pueden combinar con brezos (Erica x darleyensis), lavandas, romeros, o incluso rosales frugales (Rosa chinensis mutabilis). Lo importante es jugar con los volúmenes y los colores.