Juniperus procumbens Nana - Enebro

El Juniperus procumbens 'Nana' es la forma enana del enebro rastrero japonés Juniperus procumbens. Con el tiempo forma un tapiz prostrado con largas ramas espinosas que se adaptan a los relieves del suelo. Se viste con un follaje muy denso que no se vuelve marrón, de color verde manzana muy fresco en primavera, luego azulado, a veces tornándose azul violáceo en invierno. Este conífero de crecimiento lento es extremadamente resistente y perfectamente adaptado a condiciones difíciles. Es un excelente cubresuelos, ideal para decorar un gran talud o una rocalla. Aprecia el pleno sol y un suelo bien drenado, incluso pobre, ocasionalmente seco y calcáreo.

El Juniperus procumbens es un conífero persistente y espinoso perteneciente a la familia de las cupresáceas, que agrupa especies vecinas como los cipreses y los chamaecyparis. Es originario del sur de Japón y a veces se considera una variedad de Juniperus chinensis. En su entorno natural, presenta un porte extendido a prostrado, pudiendo alcanzar los 50 cm de altura y 2 a 4 m de envergadura. Esta especie aprecia suelos drenados, pobres, arenosos y/o calcáreos y no teme a la sequía.

El enebro rastrero 'Nana' forma un tapiz prostrado, de porte muy extendido, midiendo 30 cm de altura con una envergadura de 1 m a 1.20 m. Crece muy lentamente cuando es joven, luego su crecimiento se acelera un poco con la edad. Sus ramas horizontales tienden a entrelazarse y forman un tapiz impenetrable. Su follaje está compuesto por un solo tipo de hojas, juveniles, que toman la forma de agujas bastante anchas. Sus pequeñas hojas muy juntas desprenden al frotar un olor resinoso y aromático. En primavera, el follaje luce un tono verde claro (debido a los brotes jóvenes), luego verde azulado, para tomar a veces bajo el efecto del frío matices azul violáceo en invierno. Los frutos raramente aparecen en cultivo, en los pies femeninos. Son bayas escamosas llamadas conos; son marrón-negros, cubiertos de un polvillo azulado. Los enebros tienen un sistema radicular superficial que los hace frágiles ante vientos fuertes y difíciles de asociar con vivaces.

El enebro rastrero 'Nana' es un conífero extraordinario, de una gran frugalidad, que conquista el espacio en las zonas más difíciles del jardín siempre que estén soleadas. Se adoptará sin reservas en un gran talud, entre las rocas, encima de un muro o cerca de una piscina, ya que se combina bien con las líneas geométricas y las obras de albañilería. Se cultiva fácilmente en macetas y se presta bien al arte del bonsái. También se puede instalar cerca de un punto de agua, en voladizo, descendiendo por un pedregal. Las verdaderas cualidades gráficas de los coníferos se imponen naturalmente en el diseño de un jardín contemporáneo, que prefiere el esteticismo de las formas, las siluetas y las texturas a la danza de las floraciones. Estas plantas con una permanencia tranquilizadora estructuran duraderamente un macizo, marcan los pasillos, bordean la terraza, sustituyendo fácilmente a la fuerte presencia del boj recortado. Se asocian con las gramíneas despeinadas y los brezos de temperamento muy complementario. Lo importante es jugar con los volúmenes y los colores.