Picea abies Inversa - Pícea común

El Pícea común 'Inversa' destaca por su porte característico y realmente original. Su rama axial generalmente será guiada por un tutor hacia arriba para obtener cierta altura. A la larga forma una columna estrecha cubierta de ramas descendentes, con follaje denso, verde muy vivo, que cae como una cabellera. Su base desaparece completamente bajo un rastro que se extiende indefinidamente sobre el suelo. Este sorprendente conífero crece lentamente, alcanzando una altura de 5 a 8 m con una extensión de 2 a 2,5 m. Se planta aislado para decorar un gran talud o en el centro de un macizo. Aprecia el sol tenue y se desarrolla en un suelo fresco, drenado, sin demasiado calcáreo.

El Pícea común, también conocido como Abeto de Noruega o Abeto rojo, es un conífero persistente perteneciente a la familia de las pináceas, originario del norte de Europa, específicamente de Escandinavia. En su entorno natural, presenta un porte típicamente cónico y piramidal y puede alcanzar una altura de 30 m. Esta especie se utiliza tradicionalmente como árbol de Navidad en Europa. Aprecia los suelos drenados y frescos y no teme a las temperaturas muy bajas.

La variedad 'Inversa', derivada de esta especie, es una forma muy original de porte estrecho, muy ramificado y llorón. Si se tutea, forma después de algunos años un pequeño árbol más bien erguido, cuya rama axial comienza a doblarse fuertemente tan pronto como no se mantenga en posición vertical. Su crecimiento es bastante lento. Este conífero desarrolla largas ramas flexibles y descendentes, muy pegadas al tronco. Con el tiempo, las ramas más bajas forman un hermoso tapiz. Si se deja crecer de forma natural y se cultiva sin tutor, el abeto 'inversa' mostrará un porte rastrero, lo que le permite destacar en una gran rocalla. Su follaje es de un verde vivo y franco. Sus hojas pequeñas son agujas rígidas, punzantes, dispuestas alrededor de las ramas, en 'goupillon'. Los conos femeninos, colgantes y oblongos, de 10 a 15 cm de longitud, son de color Parma, mientras que los conos masculinos de color rojo se tiñen de amarillo por el polen. El sistema radicular de los abetos es superficial y extendido, lo que los hace difíciles de trasplantar cuando son adultos y particularmente sensibles al viento.

El abeto llorón 'Inversa', por sus excepcionales cualidades ornamentales, merece ser plantado con más frecuencia. Su aspecto pintoresco y su fuerte personalidad lo destinan a destacar en el centro de un macizo, aislado en un césped, ya que su silueta resalta admirablemente en un cielo despejado. También se puede instalar cerca de un punto de agua, ya que se comporta muy bien en suelos húmedos. Se presta bien al arte del bonsái. Las verdaderas cualidades gráficas de los coníferos se imponen naturalmente en el diseño de un jardín contemporáneo, que prefiere el esteticismo de las formas, siluetas y texturas a la danza de las floraciones. Estas plantas con una permanencia tranquilizadora estructuran duraderamente un macizo, marcan los senderos, bordean la terraza, sustituyendo fácilmente la presencia fuerte del boj recortado o del acebo. Se asocian bien con los Mahonia sin espinas, brezos o gramíneas despeinadas con temperamentos muy complementarios. Todo es jugar con los volúmenes y colores.