Picea sitchensis Silberzwerg - Pícea de Sitka

El Picea sitchensis Silberzwerg es una hermosa variedad enana de abeto de Sitka que eventualmente forma un cono ancho y aplanado, una especie de cojín grande y muy denso. En primavera, los extremos de sus ramas se adornan con brotes jóvenes muy densos y ligeramente retorcidos que juegan con la luz, mostrando el reverso plateado de sus acículas verde azulado. Su silueta muy cuidada se integra bien en los pequeños jardines, y su color anima cualquier decoración, ya sea en rocalla o en macetas en la terraza. Es un pequeño conífero muy resistente, poco exigente, que no requiere poda. Se conforma con un suelo fresco, no demasiado calcáreo, y una exposición soleada.

El Picea sitchensis, también conocido como Abeto de Sitka, es un conífero de la familia de las pináceas originario de la costa oeste de los Estados Unidos, que debe su nombre a la localidad de Sitka, ubicada en Alaska. Es una especie muy resistente, acostumbrada a climas fríos y húmedos en verano. En su entorno natural, que a menudo es muy duro, este árbol de crecimiento rápido supera los 40 m de altura y muestra una porte piramidal cuya copa se ensancha con la edad y ramas verticiladas. Este abeto es uno de los pocos que tolera la trasplantación en su juventud. Se muestra muy tolerante con respecto al pH del suelo.

La variedad 'Silberzwerg' se distingue de la especie silvestre por su tamaño muy reducido y su porte piramidal aplastado a cónico muy compacto. Este arbusto muestra una vegetación particularmente densa. Su crecimiento es lento, del orden de 7 cm por año. Un ejemplar de 10 años no superará los 80 cm de ancho por 70 cm de altura. Sus ramas delgadas y rígidas están muy ramificadas en sus extremos, muy juntas, ligeramente erguidas. Están cubiertas de acículas finas y cortas, aplanadas y rígidas, dispuestas radialmente alrededor de las ramas como en un cepillo. Los brotes jóvenes erguidos muestran el reverso plateado de las acículas.

El Abeto de Sitka enano 'Silberzwerg' merece ser más plantado en los jardines, incluso los más pequeños. Por su facilidad de cultivo en clima fresco, su personalidad todo menos aburrida y su desarrollo muy reducido, es una planta perfecta para rocallas, parterres y terrazas. Esta planta se combina bien con grandes piedras, las líneas geométricas de las piscinas y las obras de albañilería. Se puede asociar con gramíneas, muy complementarias, o con coníferas enanas de porte rastrero (Juniperus horizontalis Blue Chip), globulares (Picea abies Little Gem) o columnares (Juniperus communis 'Sentinel'). Las verdaderas cualidades gráficas de las coníferas se imponen naturalmente en el diseño de un jardín contemporáneo, que prefiere el esteticismo de las formas, las siluetas y las texturas a la danza de las floraciones. Estas plantas con una presencia duradera estructuran de manera duradera un parterre, marcan los caminos, bordean la terraza, sustituyendo fácilmente la fuerte presencia del boj recortado o del acebo. Todo es jugar con los volúmenes y los colores.