Thujopsis dolobrata - Hiba

En nuestras tierras, el Thujopsis dolobrata forma un pequeño conífero tupido de porte cónico, raramente superando unos pocos metros de altura. A menudo confundido con los verdaderos tuyas, se distingue por un follaje denso, de color verde oscuro brillante, cuyas escamas planas dibujan "hachas" colgantes, con un reverso plateado. De crecimiento muy lento y de tamaño reducido, el tuya del Japón, amante de los ambientes húmedos, tiene su lugar en una rocalla fresca, una bonita maceta en la terraza o cerca de un punto de agua, en un suelo húmedo. Muy resistente siempre que se plante en un suelo fresco, bien drenado, no calcáreo y protegido de los vientos secos.

El Thujopsis dolobrata es el único representante de este género relacionado con los tuyas y perteneciente a la familia de las cupresáceas. Se trata de un gran conífero perenne originario de los bosques húmedos en altitud del centro y sur de Japón. En la naturaleza, este árbol puede alcanzar hasta 40 metros de altura por 10 metros de envergadura y se cubre con una corteza rojiza que se desprende en tiras verticales. Adopta una forma piramidal y densa, pudiendo formar varias copas y ramas aplanadas que caen hasta el suelo, recordando a las elegantes frondas de ciertos helechos. Es una especie muy resistente, muy bien adaptada a climas templados frescos y suelos húmedos, no calcáreos. Su madera es duradera y agradablemente aromática, similar a la del Thuja plicata. En el Thujopsis, los conos son ovoides, de pequeño tamaño (15 mm de largo por 10 mm de diámetro), cubiertos de 6 a 12 escamas a su vez recubiertas de una cera violeta-blanca cuando son jóvenes.

Este conífero ha dado lugar a algunos cultivares que han sido seleccionados por su desarrollo reducido y sus cualidades ornamentales. De hecho, en nuestras latitudes su crecimiento será de un máximo de 3 cm por año los primeros años después de la plantación y luego de 2 metros por año como máximo, después de 40 años. Su tamaño máximo es de 10 metros de altura y 4 metros de envergadura. Este conífero revela un follaje aromático al ser aplastado, compuesto por ramas aplanadas que parecen trenzadas, y cubiertas de hojas en forma de escamas carnosas de  3 mm de longitud. Entrelazadas entre sí, las hojas en forma de rombo confieren a las ramitas un aspecto plano, pero más grueso que en los tuyas. El follaje brillante está formado por escamas en forma de cuchilla, verde oscuro en el haz y plateado en el envés, lo que permite distinguirlo de los verdaderos tuyas.

El tuya del Japón es una planta de suelo húmedo y no calcáreo. Encontrará naturalmente su lugar en un pequeño jardín, en una rocalla fresca, o plantado en bordes de charcas. También se puede instalar en una bonita maceta en la terraza o el balcón, asegurándose de regarlo muy regularmente con agua no calcárea. Combina bien con las grandes piedras que bordean una pequeña cascada, los helechos, astilbes, primaveras, Farfugium y otras plantas de lugares húmedos pero soleados. También se asocia con otras especies de jardín japonés como azaleas, arces del Japón y cipreses falsos Hinoki del Japón. También se puede plantar en maceta, podado en nubes o guiado como bonsái.

Las verdaderas cualidades gráficas de los coníferos se imponen naturalmente en el diseño de un jardín contemporáneo, que prefiere el esteticismo de las formas, las siluetas y las texturas a la danza de las floraciones. Estas plantas con una permanencia tranquilizadora estructuran duraderamente un macizo, marcan los senderos, bordean la terraza, sustituyendo fácilmente la presencia fuerte del boj recortado o del acebo. Todo consiste en jugar con los volúmenes y los colores.