Tuya occidental Filiformis

Aéreo, sorprendente, el  Tuya del Canadá 'Filiformis' es un tuya del Canadá excepcional con una personalidad delicada y romántica. Forma un hermoso arbusto de porte indisciplinado, más bien arborescente, cubierto de una vegetación ligera y fina, que parece deshilachada. Verde tierno en primavera,  con sus ramas lloronas que a veces tocan el suelo, se vuelve verde-amarillento en verano, antes de tornarse bronce en invierno. Su tamaño modesto le permite encajar en un pequeño jardín, aislado o asociado con éxito a arbustos con flores. Es un conífero muy rústico, poco exigente en cuanto al tipo de suelo. Se conforma con un suelo drenado no demasiado seco, incluso pobre y calcáreo, pero requiere una exposición muy soleada que densificará su follaje.

El Tuya del Canadá, también llamado Thuya du Canada o Thuya occidental, a veces recibe el nombre de Cedro blanco del Canadá o Escoba. Es un conífero persistente de la familia de las cupresáceas originario del noreste de América del Norte. Se distribuye en una amplia zona geográfica que refleja perfectamente la plasticidad de sus condiciones de existencia, desde pantanos hasta acantilados, entornos hostiles que desalientan a muchas otras especies competidoras. En la naturaleza, alcanza los 15 a 20 m de altura, adoptando una hermosa forma cónica, con un tronco cubierto de una corteza muy decorativa, de color marrón rojizo y que se desprende. Es una especie muy resistente, muy bien adaptada a climas templados y suelos pobres, húmedos o ocasionalmente secos. Su madera casi inalterable, ligera, aromática y fácilmente inflamable, es adecuada para múltiples usos. Ha dado origen a más de 300 cultivares seleccionados por sus cualidades ornamentales.

La variedad 'Filiformis', poco utilizada en nuestros jardines, se distingue por su tamaño modesto, su porte algo anárquico en forma de cono ancho, con una copa llorona sostenida por un tronco ramificado. También muestra un follaje muy inusual en un tuya. Al alcanzar la madurez, medirá aproximadamente 2 m 30 de altura por 1 m 10 a 1 m 50 de envergadura. Este conífero posee un follaje aromático cuando se frota, compuesto por grupos sueltos de ramas muy lloronas, aplanadas, cubiertas de hojas en forma de escama de 3 a 5 mm de longitud. Entrelazadas entre sí, las hojas confieren a las ramitas un aspecto plano. El follaje es verde tierno y brillante en primavera, verde ácido a amarillento en verano, para luego adquirir un tono verde oscuro ampliamente teñido de bronce en invierno. Los conos, alargados, marrones en la madurez, miden de 8 a 12 mm de largo y de 4 a 5 mm de ancho, formados por 4 o 5 escamas.

El tuya del Canadá 'Filiformis', por sus excepcionales cualidades ornamentales y su facilidad de cultivo, merece ser plantado más a menudo. Muy frugal, se adapta a todo menos a la sombra densa y a suelos encharcados.  Su silueta aérea un tanto difusa parece animada, llena de ligereza, destinada a realzar cualquier macizo. Se adoptará sin reservas de forma aislada en un pequeño jardín, en un gran talud o entre rocas. También se puede colocar cerca de un punto de agua, en voladizo. Las verdaderas cualidades gráficas de los coníferos se imponen naturalmente en el diseño de un jardín contemporáneo, que prefiere el esteticismo de las formas, siluetas y texturas a la danza de las floraciones. Estas plantas con una presencia duradera estructuran de manera duradera un macizo, delimitan los pasillos, bordean la terraza, sustituyendo fácilmente la fuerte presencia del boj recortado o del acebo. Se combinan bien con los mahonias o con las gramíneas despeinadas de temperamento muy complementario. Todo consiste en jugar con los volúmenes y los colores.