Syagrus romanzoffiana - Coco plumoso

El Syagrus romanzoffiana, más conocido como Palmera reina, también lleva los nombres de Coco plumoso o incluso de Coco de Romanzoff, por el nombre de quien lo descubrió en las regiones subtropicales húmedas de América del Sur. Con su tronco (estípite) alto, robusto y anillado y sus grandes hojas palmadas plumosas y brillantes, posee una silueta graciosa y esbelta que recuerda a los cocoteros que bordean las costas tropicales. De crecimiento rápido en suelo fértil y fresco, soporta el frío hasta -7°C y tolera suelos relativamente pobres. En resumen, necesita agua y calor y se encuentra tan a gusto en las costas del Mediterráneo como a lo largo del golfo de Gascuña.

El Syagrus romanzoffiana (sinónimos Cocos romanzoffiana, Arecastrum romanzoffianum) pertenece a la gran familia de las Arecáceas. Es originario del sur de Brasil, Paraguay y el noreste de Argentina, y se ha introducido en otras regiones del mundo con clima favorable como la costa mediterránea o atlántica sur. 

Su tronco, llamado estípite, es solitario, grisáceo, recorrido por anillos que son vestigios de antiguos pecíolos. Puede alcanzar bajo nuestros climas 12m de altura por 40cm de diámetro en suelo abierto, pero conservará dimensiones mucho más modestas en maceta. En el extremo de este estípite se desarrolla una corona compuesta por grandes hojas palmadas, llamadas frondas, de 6 m de ancho. Cada hoja, que puede alcanzar 3m de longitud, es ligeramente colgante y sostenida por un largo pecíolo. Está compuesta por numerosas pínnulas estrechas, coriáceas y rígidas, de un verde brillante. La floración tiene lugar a finales del verano, en forma de inflorescencias ramificadas que nacen entre las hojas, con un aspecto diferente dependiendo de si se trata de ejemplares masculinos o femeninos. Las de los machos son más cortas, y recuerdan un poco a escobas. Las de las hembras son largas, colgantes, adornadas con pequeñas flores blancas-crema. Tras estas pequeñas flores aparecen frutos no comestibles pero decorativos, ovoideos, amarillos, de 2 a 3 cm de diámetro.

La Palmera reina merece un lugar aislado en un césped, pero también forma elegantes alineaciones en climas suaves, incluyendo zonas costeras. Requiere espacio para expresar toda su belleza, y crece rápidamente si no le falta ni agua ni alimento. Se adapta bien al cultivo en maceta y es una magnífica planta de interior para amplios espacios luminosos, verandas y invernaderos templados. Ampliamente cultivada en la Costa Azul, está experimentando un creciente éxito entre los profesionales del paisajismo pero también entre los jardineros aficionados a plantas exóticas pero resistentes, especialmente en la fachada atlántica de nuestro país donde debería sentirse a gusto. A veces es difícil de combinar, debido a su fuerte personalidad: resérvenle un rincón junto a una piscina y planten a sus pies pequeños arbustos persistentes como las salvias arbustivas, los teucrium, simples y floridos. Los Phormium, gráficos, sobrios y coloridos, los agaves precisos y geométricos, el Astelia chathamica, casi metálico, el Hakonechloa macra Aureola, naranja en otoño y la Verbena de la Patagonia, violeta y tan ligera, lo acompañarán en un macizo tanto exótico como fácil de mantener.